“El Chucky de la UCOPI” y su trágica muerte

Espantaba a su esposa, vecinos y transeúntes

Irapuato, Guanajuato.- Un taxista apodado “El Gallito”, quien diariamente recorre las calles de la ciudad entre el tráfico, el calor, motociclistas y demás fauna urbana, relató que en su colonia, la UCOPI, tuvo como vecino a un personaje conocido como “El Chucky”.

“El Chucky de la UCOPI” era un hombre de aproximadamente 70 años, muy atento, respetuoso y buen vecino, pero supuestamente era consumidor de drogas, lo que ocasionalmente lo hacía comportarse de manera extraña.

En una ocasión, el taxista comentó que ya entrada la noche se encontraba descansando en casa viendo televisión, cuando de repente alguien tocó la puerta. Al salir a ver quién era, no encontró a nadie. Pensó que se trataba de algún niño jugando y no le dio importancia, pero poco después volvieron a tocar. Salió de nuevo y, otra vez, no había nadie. Esto ocurrió dos veces más.

Su esposa, molesta, le dijo:
—Ya ves que han estado molestando. Me senté en el sillón, apagué la luz y corrí un poco la cortina para ver quién era. Lo único que vi fue a una persona tocando la puerta y luego escondiéndose del otro lado de la casa. Por eso cuando sales, no ves a nadie.

“El Gallito” le hizo caso y, la próxima vez que tocaron, en lugar de ir directamente a la puerta, salió a revisar el lugar donde su esposa había visto al bromista.

Para su sorpresa, se encontró con un hombre vestido con un short roto, una playera ensangrentada, portando un machete y usando una máscara aterradora. Su reacción inmediata fue retroceder y correr de vuelta a su casa. Pero entonces escuchó una voz familiar detrás del disfraz:

—¡No te espantes, vecino! ¡Soy yo, soy yo!

Era su vecino, quien aparentemente se encontraba bajo los efectos de las drogas.

—No me ande dando estos sustos, vecino —le dijo el taxista.

A lo que “El Chucky” respondió:

—Nomás vengo a pedirte 20 pesos porque ya me dio “la pálida” y no tengo varo para otro pase.

“El Gallito” contó que cuando su vecino se drogaba, solía disfrazarse como el muñeco Chucky, y lo hacía de una forma tan aterradora que realmente daba miedo. Según dijo, eso habría sido la razón por la que su esposa lo dejó, pues no soportó vivir bajo esas circunstancias.

Con el tiempo, “El Chucky de la UCOPI” fue abandonado y comenzó a frecuentar a sus hermanos en una colonia cercana. Sin embargo, debido a que solía llegar intoxicado, no siempre era bien recibido. En ocasiones se recostaba bajo un árbol frente a la casa de su hermano para que se le pasara el efecto de las drogas.

Ahí pasaba el rato y a veces se quedaba dormido. Hasta que un día, un sobrino se acercó y le dijo:

—Tío, véngase a comer, ya está la comida.

Pero no recibió respuesta. Al notar que no se movía, el joven avisó a su padre. Salieron de inmediato y descubrieron que “El Chucky de la UCOPI” había muerto dormido bajo el árbol.

Lo más enigmático del caso fue que la autopsia no reveló una causa específica de muerte. Solo se determinó que había consumido sustancias.

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Periódico Notus
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