El “Cacahuate” quedó prensado en la cabina del tráiler que manejaba

Crónica del rescate del “Cacahuate”

Abasolo, Guanajuato.

Vieron que se salió del camino y que chocó contra un árbol, inmediatamente después bajaron de sus unidades e intentaron rescatar al “Cacahuate” (trailero accidentado en la carretera federal Irapuato – Abasolo enfrente de la Caldera). Seis traileros, compañeros del accidentado brindaron ayuda.

La escena era lamentable, la cabina se había desprendido totalmente del chasis y se redujo a fierros retorcidos de no más de dos metros.

Cruzando entre costales de polvo blancuzco llegaron al lugar donde “Ell Cacahuate” quedó atrapado, se escuchaban los lamentos de dolor, la desesperación empezó a inundar el ambiente.

Había que poner en juego la destreza para saber que pieza quitar primero, no había principio ni fin, todo quedó aplastado, alrededor del cuerpo del conductor accidentado.

Por fin, alguien señaló el lugar por dónde habría que comenzar, había que separar de la cabina la parte inicial del remolque, que se habían unido por el impacto.

Varios hombres, traileros y habitantes de la zona que se unieron, comenzaron a mover y a empujar aquella estructura; no cedía ni un centímetro, alguien osado se subió encima y con las piernas empujó, fue la manera en que cabina y remolque se separaron.

Ahora sí, se pudo ver claramente la cabina, pero igualmente todas sus partes estaban fundidas, no había principio, ni fin, solo los lamentos y una mano que se asomaba y formaba parte de esa masa sin forma.

“Una cuerda” gritó aquel que supo que pieza jalar para continuar con el rescate, rápidamente llegó a sus manos y amarró la cuerda a la pieza, el árbol también ayudó, sirvió de polea, una fila de hombres se formó, jalaron la cuerda y la pieza cedió, apareció entonces la cara de “El Cacahuate”.

Un líquido pestilente seguía desbordándose al derredor de la escena, estaba latente la posibilidad del fuego, por si no fuera suficiente, el drama que se vivía en la escena.

Un grito de “pausa” paralizó las labores, fue un rescatista del cuerpo de bomberos que llegó después de 20 minutos. “Déjenme revisar al herido y ahorita les digo si podemos sacarlo” dijo el socorrista y comenzó a revisar el estado del conductor. Las ansias de ayudar se enfocaron entonces a evitar que el diésel derramado se fuera a prender y pusieron costales, que estaban esparcidos en el campo, donde ya se había hecho un charco de combustible.

La guardia nacional hizo su aparición, delimitó la zona, y pidió a todos los presentes que retrocedieran y se abstuvieran de prender un cigarro o de recibir alguna llamada por el celular.

Una señora que presenciaba los acontecimientos dijo a los rescatistas y guardias nacionales que sin la ayuda de los traileros y vecinos no hubieran podido llegar a ver al “Cacahuate”.

Más cuerpos especializados en el rescate fueron llegando, sacaron sus herramientas y continuaron tratando de liberar al prisionero de los fierros.

Aún con herramientas especializadas el rescate se prolongó por más de 2 horas y el conductor accidentado pudo ser trasladado a un hospital de la ciudad de Irapuato, pues las lesiones que presentaba “El Cacahuate” fueron severas y de gravedad,

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