Irapuato, Guanajuato. En mayo de 1941, el “Hotel Corsario” abrió sus puertas, funcionaba como restaurante y repostería, era opción de hospedaje para los viajeros del tren, hoy en día es el “Hotel” principal de la zona conocida como “La Chabela”.
Según el libro “Irapuato, ayer, hoy, mañana” dentro de todos los progresos que alcanzó la villa de Irapuato en el siglo XIX, destacó el de la introducción del ferrocarril.
El 16 de Septriembre de 1880 llegó a Irapuato el primer ferrocarril de vía angosta procedente de Celaya; en 1880 el ramal de vías férreas se extendió comunicando Irapuato con Guadalajara.
Las obras siguieron con el Ferrocarril Central Mexicano, que construyó la ruta que unió la ciudad de México con la frontera norte, en el Paso, Chihuahua, quedando Irapuato en un punto central y privilegiado del ramal de comunicaciones del país.
La llegada del ferrocarril favoreció el desarrollo económico de la Villa. La producción de maíz, trigo y demás granos pudo de nuevo ser comercializada fuera de la localidad, al igual que la producción de fresas y nardos, la cual tuvo una notable expansión.
La siembra de fresas y nardos se encontraban en huertas a las orillas de Irapuato, dándole un paisaje alegre y un aroma peculiar.
El hotel Corsario, ubicado en la calle Isabel La Católica, a lo que la vox populi bautizó como “las chabelas” debido a al nombre de la calle de su ubicación y que se convirtió en un centro de diversión para adultos, en su momento fue uno de los más elegantes, además de que ofrecía platillos de muy buena calidad y familias reconocidas de la época eran recibidas en su interior.
Mucho antes de ser zona de tolerancia, el hotel alojaba cientos de viajeros en la época del apogeo del ferrocarril que llegaban de la estación, la cual cabe destacar que era muy importante ya que era donde se hacía la parada más prolongada para trasladarse hacia la frontera para Nogales, Tijuana y, por el otro lado a Zacatecas y Ciudad Juárez.