Silao, Guanajuato.- Claudia Sheinbaum venía ya motivada desde Silao: el morenismo silaoense y romitense la cobijó al grito de “¡Es un honor estar con Claudia hoy!”. Mantas, pancartas y la muñequita de la cola de caballo fueron replicadas cuando llegó a la capital junto con la gobernadora Libia Dennise García Muñoz Ledo. PAN y Morena convocaron a los suyos para echarle porras a su cada cual.
Claudia Sheinbaum, la presidenta con A, y Libia Dennise, la gobernadora de la gente, supervisaron un hospital que comenzó a ser construido en diciembre de 2023, se dieron acciones de obra hasta este año, en el que se erogó la primera parte del total de 1 mil 950 millones de pesos en la inversión para el proyecto completo y su equipamiento.
Es la nueva sede de la clínica número 10, que tendrá 72 camas con equipamiento, y dará servicio a 250 mil derechohabientes en la zona de Guanajuato, Dolores Hidalgo, San Diego de la Unión, San José de Iturbide y San Luis de la Paz.
La obra está en proceso y se espera sea inaugurada para finales de año, por eso la supervisión era noticia menor, lo no rutinario fue el baño de pueblo que se dio Claudia y baño de gente que se dio Libia.
La presidenta del pueblo (y con A), llegó en una camioneta negra, blindada, pero con ventanilla abajo, Ya para ese momento era viral en redes digitales la charla que tuvo Con un niño de 10 años de edad que va en quinto de primaria.
El “¡te queremos, Claudia!” y el “¡es un honor…!” la animaron a no sólo sacar la mano para saludar: asomó primero medio cuerpo y quiso y se dejó querer con saludos y selfies por doquier. Su equipo de seguridad apenas podía contener a decenas de personas, en su mayoría mujeres y adultos mayores, que habían sido convocadas vía WhatsApp desde la Secretaría del Bienestar. Los “¡Gracias!” a Claudia y a Andrés Manuel López Obrador “por acordarte de los adultos mayores” motivaron más aún a que la presidenta con A asomara todo el cuerpo y se colocara en la ventana.
Abajo, el experredista Javier Bravo, profesor de la Universidad de Guanajuato, con un posgrado en la extinta Unión Soviética, lopezobradorista a rabiar, casi soltaba el llanto de emoción mientras sostenía una improvisada pancarta que decía: “Esta es obra federal”.
Claudia tomó un megáfono y agradeció porras y piropos políticos, mientras las huestes de colores guinda enronquecían por la emoción y los del bando azul rumiaban algunas apagadas consignas en contra de la visitante.
Ese grupo, que estaba al pie de la reja de acceso al Hospital desde hacía al menos dos horas antes, tuvo su oportunidad cuando Libia Dennise bajó de una camioneta blanca, también blindada, con placas de Guanajuato, y caminó entre la gente.
Fue el momento de las porras para “Libia bonita”, para la nunca negada selfie, entre ese mar de panistas convocados por Alejandro Navarro, quien por ahí habría de asomar para recordar que él era el alcalde cuando la obra fue impulsada en el municipio.
Los morenistas tomaron distancia, pero ya llevaban con sí el grato recuerdo de haber tocado a la presidenta (con A), de haber tomado la foto, de haber escuchado el “¡las y los quiero mucho!”, de haberla visto de cerca y corroborar el “¡qué delgadita está!”.
Las mandatarias entraron a donde as esperaba la presidenta municipal, Samantha Smith, para recorrer un hospital que tendrá 29 especialidades médicas, entre ellas neumología, oncología, nefrología, audiología, oftalmología, cirugía y cardiología, entre otras.
Ahí estará una plantilla de 750 personas. el Instituto Mexicano de Seguro Social tiene 150 plazas en el hospital actual y faltan 600 entre médicos, enfermeras y personal administrativo.
La clínica lleva un avance del 85 por ciento, según el último reporte, y estará en una zona que tiene severos problemas de movilidad por estar junto a una unidad deportiva y un Banco del Bienestar.
En sus mensajes en redes digitales, los vecinos celebraron la limpieza de hierba y basura que hubo en a zona para dar la bienvenida a la presidenta. “Que sea más seguido”, postearon.
Los helicópteros de la Fuerza Aérea que habían previamente sobrevolado la zona flanquearon al transporte de las mandatarias.
Azules y guindas se retiraban con la emoción a cuestas y en busca de algo que les ayudara a soportar el calor del mediodía.
