Irapuato, Guanajuato.- Carolina de 35 años, vivió el peor episodio de su vida, aquel 2 de noviembre del 2019 cuando desapareció su esposo Alberto Guadalupe Vázquez Ochoa.
Fue un sábado, a las 4 de la tarde, cuando Alberto y Carolina, llegaron a su domicilio, después de trabajar y procedían a descansar junto con sus hijos.
Alberto trabajaba en una empresa de alimentos de origen animal, Carolina relata, que su marido siempre llegaba temprano, ya que su horario de trabajo era muy accesible y le permitía pasar por sus hijos a casa de sus suegros y estar tiempo con ellos.
La irapuatense que relata la historia, tenía poco de empezar a trabajar en una empresa de herramienta automotriz, cuando ese sábado 2 de noviembre, su vida, dio un giro de 360 grados.
Alberto estaba afuera del domicilio aquella tarde del sábado, lavando su camioneta, mientras ella y sus dos hijos permanecían dentro de la casa.
“Yo me sentía un poco cansada, así que le dije a mi esposo que me iba a acostar un ratito, después de un rato, el entro a la recamara y me rasco la cabeza, preguntándome si ya me sentía mejor, a lo que yo le respondí que sí”, externó.
Carolina, relató que su esposo se disponía a ir a comprar algo para comer ese día, a los minutos la hija menor comenzó a gritar. “No mamá, no”, decía la pequeña, cuando entraron hombres armados a la casa, gritando “Donde están los demás cabrones”, mencionó.
“En ese momento, dirigí mi vista a la derecha y veo a mi hijo con uno de los hombres encañándolo en la cabeza, preguntándole; “Donde están los demás”, yo solo vi a mi hijo en shock y lo que hice fue correr a protegerlo”, explicó.
Uno de los hombres, según Carolina dijo que ahí no había nadie y salieron de la casa, minutos después ella y sus hijos salieron y ya no vieron más a Alberto.
La afectada, recuerda a su esposo como una persona tranquila, amorosa y muy dedicado a su trabajo y sobre todo a su familia.
“Él era el pilar de la familia, siempre apoyo a su papá, a su hermana, a mis padres y hermanos, era muy amoroso con mis hijos y disfrutaban mucho pasar tiempo juntos, Alberto siempre fue muy dedicado nuestra pequeña familia”, dijo.
Por otro lado, sus hijos siguen esperando que un día, su papá vuelva a casa para poder abrazarlo.
“Yo no me resigno a encontrarlo en una fosa o que me digan que lo tienen en SEMEFO, yo lo quiero vivo, yo lo quiero con nosotros”, concluyó.