Irapuato, Guanajuato.- El Evangelio según San Lucas capítulo 22, 14-23, 56; dice que Jesús les pidió a sus discípulos un burro y lo montó. Momentos después ingresó a la ciudad de Jerusalén, y mucha gente, niños y adultos, lo acompañaron y recibieron como a un rey con palmas y ramos gritándole “hosanna” que significa “Viva”. Algunas personas no sabían quién era, preguntaban ¿quién es éste? Y con júbilo les respondían: “Es el profeta Jesús de Nazaret”
Por esta razón el uso de las palmas ya que en esos tiempos se acostumbraba a alabar y darle sombra a sus Reyes. Hoy en día las palmas son un símbolo que representa la entrada triunfal pero humilde de Jesús en Jerusalén.
“Que viva mi Cristo, que viva mi rey” En la tradición la Misa se inicia con la procesión de las palmas. Los asistentes proclaman “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. El sacerdote bendice las palmas y entra a la iglesia para comenzar la Misa, en ella se lee el Evangelio de la Pasión de Cristo.
Al finalizar la ceremonia las personas se llevan su palma, para recordar que Jesús es su Rey, las palmas no son un amuleto para los católicos.