Diego Sinhue: un respiro para Morena y para Libia

Diego es el respiro para una presidenta (con “a”) que se vio obligada por Donald Trump a combatir al crimen organizado; Libia tiene la oportunidad de marcar distancia con el panismo más rancio

Por el columpio.

El gobierno federal morenista es como un voceador fuerte, pero con flancos débiles, que recibe muchas veces más golpes que los que da: casos de corrupción, descenso lento de la inseguridad, ineficiencia administrativa, censura a los medios y un sinnúmero de señalamientos a los que dicen no ser iguales pero que hacen lo de antaño.

Por eso el caso de la casa azul de Diego Sinhue Rodríguez Vallejo les cayó “como anillo al dedo”.

Los que combativamente observaron la “casa blanca” de la esposa del entonces presidente Enrique Peña Nieto tuvieron que tragar sapos para justificar la “casa gris” de José Ramón López Beltrán, hijo del caudillo de la 4T.

Los señalamientos de conflicto de interés de un exgobernador que abandonó el país luego de una gestión gris y muy criticada, fueron motivo para la “mañanera del pueblo” de la presidenta con “a”, Claudia Sheinbaum.

El morenismo nacional debió enfrentar los señalamientos por los inexplicables bienes de Manuel Bartlett (cuya señora “también tiene dinero”, los de John Ackerman, los de Rocío Nahle, las acusaciones contra Cuauhtémoc Blanco, los asuntos de nepotismo de los Alcalde y los Bartres (y los Monreal); los amoríos políticos de Adán Augusto y los señalamientos de censura en Puebla, Campeche y Veracruz; los negocios de Ana Gabriela Guevara y los de los cuates de Andy, la ya citada casa gris de José Ramón y hasta los tenis de Jesús Ernesto, amén de la coptación de corruptos procedentes de PRI y PAN: los Yunes, Murat y Javier Corral.

Diego está que ni mandado hacer para que la 4T pase a la ofensiva. Ahora el silencio es azul y la respuesta ha sido forzada: la gobernadora Libia Dennise reaccionó una semana después, tache, pero tiene la oportunidad de marcar distancia con el panismo más rancio, de hacer al menos un poco más lógico el discurso de “nuevo comienzo”.

El panismo rancio se opuso a la despenalización del aborto, ha solapado los fraudes de FIDESSEG y se ha tragado las observaciones de debilitamiento por la deserción nada más y nada menos que de Juan Manuel Oliva. Ahora, en contra de lo que dispone la gobernadora, se resisten a reconocer derechos a la gente de la diversidad sexual.

Diego es el respiro para una presidenta (con “a”) que se vio obligada por el facho de Donald Trump a combatir al crimen organizado, lo que la hace crear un discurso para tratar de negar lo evidente: ese crimen creció con el antecesor, venerado que se encuentra en un innombrable rancho de Palenque.

Diego es el respiro para una gobernadora a la que le masacran a 12 personas en Irapuato -plaza panista-, justo el día en que al lado de la Sheinbaum presumió que la inseguridad y los homicidios iban a la baja en el estado.

Diego también abrió el espacio a la crítica en la prensa estatal, muy amarrada por su dependencia con el anuncio de lo público.

Bienvenido, Diego.

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Periódico Notus
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