Abasolo, Guanajuato.
Jorge originario de Abasolo, trabajaba como empleado en una empresa trasnacional que lo llevó a Corea a revisar unos de los procesos de elaboración de pieles que estaba “fallando”; en su mente paso ¿por qué no hacerlo? Y lo hizo: se ha convertido en uno de los principales exportadores de piel sintética en el mundo que le ha dado forma a este material para convertirse en botas, cintos y bolsas, entre otros.
El joven de profesión arquitecto, jamás creyó que su vida iba a cambiar de forma tan repentina, inclusive que posiblemente iba a ser difícil conocer otras partes del mundo y mejor aún que conozcan a Abasolo, Guanajuato y México por medio de sus productos.
“Empiezo a trabajar arquitectura y trabajaba en Daewo con los chinos y me fui directo a Corea, para vender rollos, de ahí funde dos empresas y me liquidaron; estando en Corea vi como hacían los balones de futbol, estuve haciendo pruebas, empecé a hacer grabados; ahora mandamos a todos los boteros, a Italia, a España, todo empezó como un hobby, vamos a Brasil, Polonía y Las Vegas”, dijo el empresario.
Como parte de la visión que lleva en la nueva empresa que dirige, ha dado empleo formal a 18 personas y en temporadas de grandes pedidos, hasta el doble; los grabados en piel, han hecho que el establecimiento de elaboración de este producto, sea único en el mundo, pues aunque hay otro tipo de negocios parecidos, aquí es el único espacio en el que se confecciona con piel sintética.
La historia de Jorge es particular, pues a diferencia de algunos emprendedores, la idea de viajar a otro país y ver otras costumbres; dio como resultado el abrir un consorcio industrial que aparte de ser un precedente en México, el trabajo lo ha llevado a Abasolo, donde el arraigo por su “gente” comienza a dar frutos.