Carta del Barrio Educador, documento imprescindible

Columnistas Abel 660 x 330

“Nuestros barrios son más que la suma
de sus calles y construcciones;
son el lugar en el que nos humanizamos…
son el centro vital de nuestra formación”
Abel Pérez Rojas.

Opinión.- No obstante los recursos millonarios destinados a restablecer el tejido social en países como México  ante el apremio internacional, simple y sencillamente los resultados no son los deseados ni los suficientes para pacificar distintos puntos a lo largo y ancho de la nación.

Ante esto, la iniciativa ciudadana ha empezado a enraizar con acciones como la Carta del Barrio Educador (CBE), donde los ciudadanos pueden convertirse en sujetos de su destino como el caso del Barrio El Flamenco, desde la colonia Santa Fe, en San Juan Bautista Tuxtepec, Oaxaca, acción que contó con la participación de diversos colectivos de la región y las aportaciones de quienes venimos abordando el tema desde 2006.

La Carta es un documento que sintetiza, sólo con carácter organizativo, pero no limitante, las aspiraciones de quienes viven en un barrio, y que a partir de su experiencia la aportan como una manera de contribuir a la orientación que pueden darle, en sinergia, los habitantes y las autoridades de los tres niveles de gobierno.

Es ahí donde es importante actuar ya que por desgracia es también en el barrio donde se puede palpar en primera instancia el efecto de los factores deseducadores, y en todo caso donde generalmente se oponen las primeras resistencias a los fenómenos violentos.

La importancia de la Carta del Barrio Educador radica en que desde la visión y el sentir de la unidad más simple de una ciudad o un poblado, como lo es en efecto el barrio, se encauza el esfuerzo y visión de muchas generaciones.

Como se indica en la propia Carta, la cual por cierto puede ser consultada en línea (http://goo.gl/eKIb0C), se fundamenta en diversas Declaraciones Internacionales, entre ellas la de Derechos Humanos, por supuesto en la Carta de Ciudades Educadoras (CCE); en el  Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI, presidida por Jacques Delors (1996)  y en  la Ley General de Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes en México (2014).

A semejanza de la Carta de Ciudades Educadoras, definidas éstas con “personalidad propia e identidad interdependiente”, bajo la CBE también los barrios que se asumen como educadores tienen esas mismas cualidades, y en realidad son la unidad básica en la cual cuaja en primera instancia el tejido social.

En resumen, la CBE es una aportación al mundo y el paso del tiempo confirmará que abona en los inagotables esfuerzos de humanización del hombre, pues se trata de apoyar los proyectos de estudio e inversión, bien en forma de cooperación directa, bien colaborando con la gestión ante organismos locales, estatales, nacionales e  internacionales.

Con la publicación de la CBE se ha dado el primer paso, pero necesariamente y con el concurso local, nacional e internacional deberá pulirse y divulgarse para que cumpla su fin de instrumento de apoyo.

La tarea no es fácil, no ha sido fácil, pero vale la pena continuar trabajando en este sentido. ¿Qué le parece?

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