“Beber alcohol es como un deporte, entre más lo practicas más lo dominas”

Daniel N miembro de AA, contó la historia de sus dos últimas borracheras

Irapuato, Guanajuato.- A los 21 años Daniel N llegó a alcohólicos anónimos AA después de una gran borrachera, y al estar en la resaca se quedó dormido en el trabajo; fue necesario llamarle a su madre para que fuera por él, Daniel escuchó entre sueños la voz de su madre, pero no pudo despertar.

La última borrachera que Daniel tuvo comenzó un sábado, pero tuvo un antecedente de otra borrachera ocurrida el día miércoles.

El miércoles Daniel fue a la universidad y saliendo varios compañeros se fueron a “pistear” a la casa de uno de ellos, durante la reunión Daniel se emborrachó y comenzó a jalonear a una de sus compañeras, sus amigos inmediatamente auxiliaron a la mujer y encararon al joven, incluso un profesor que había sido invitado a la reunión lo encaró.

“Solo recuerdo ver la cara del profesor “ajerandome” y diciéndome que, yo se la pelaba y dije pues este guey que trae; de repente desperté había tenido una laguna y no recordaba lo que había pasado minutos antes” contó el alcohólico.

El sábado un amigo de Daniel lo invitó a una fiesta de 15 años, a pesar de la culpa que sentía por lo que había ocurrido el miércoles acepto ir, en esa fiesta solo tomó 3 cervezas, pero unos amigos propusieron ir a un antro y como un alcohólico no puede decir que no cuando hay alcohol, pues fue.

Después de cerrar el antro los amigos decidieron seguir la borrachera en una casa de la colonia Valle del Sol; Daniel ya estaba muy borracho y decidió irse a su casa, él vivía por las Carmelitas, así se fue caminando, sus amigos fueron tras Daniel, pero al ver que ya se enfilaba hacia su domicilio, lo dejaron ir.

Daniel refirió que al llegar a su casa estaba tan borracho que no pudo insertar la llave para abrir la puerta y que se quedó dormitando parado en la puerta de su casa; su hermano que se despertó de escuchar el ruido bajo y le abrió la puerta, “claro me fui encima de él”, me llevó a mi cama; horas después solo escuchó una escoba, era su madre que pasó a despertarlo para que se fuera al trabajo.

Contó el irapuatense que estaba tan borracho que se le olvidó ponerse una camisa, se colocó un suéter y salió de casa rumbo al trabajo en unas gorditas en el mercadito Guerrero, en su mente, hincado sobre la tasa del baño, vomitando, repetía que buena estuvo la fiesta de anoche.

Al iniciar las labores del trabajo en la cocina, el calor se torno insoportable y el alcohólico decidió quitarse el suéter, ahí se dio cuenta que no se había puesto una camisa, al estar cortando verdura se cortó un dedo; la dueña al ver el estado en el que se encontraba le indicó que se fuera a dormir en una de las bodegas y le llamó a su madre.

Horas más tarde Daniel despertó y tenía la cara hacia el puesto de comida y observó a su madre y a su hermana trabajando en su lugar, inmediatamente se comenzó a sentir muy mal por lo que ocurría; en ese momento tuvo una visión de verse parado en un precipicio muy hondo y una “vocesilla” que le decía, “otra borrachera y te vas al fondo”.

Unos dirán que es una cosa espiritual, otros dirán que es psicosis, lo que si es verdad es que entre la vergüenza de lo que estaba sintiendo y la imagen en su cabeza, el alcohólico recordó que alguien le había hablado de AA y le pidió a su madre que lo llevara.

Su madre estaba tan cansada de la jornada que le dijo “ya mañana vamos”; al día siguiente fueron a ver a don Berna, quien fue quien le habló de los grupos de AA, y le comenzó a contar la historia de estas dos borracheras; Berna se lo llevó al grupo y le comenzó a contar como habían sido sus borracheras, de como se le olvidaban las cosas, como era un valentón cuando bebía y pensó Daniel “este señor si sabe de lo que estoy hablando”.

Por último, el doble A dijo que, es común que los jóvenes salgan a divertirse, tomar unas copas, echar unas cervezas, ir de fiesta, incluso puede terminar en una borrachera, pero agregó que cuando no tienes padres que te mantengan la cosa se complica; ya que él anduviera como anduviera requería ir a trabajar para poder subsistir y eso fue lo que le ayudó a darse cuenta de que tenía un problema fuerte con su manera de beber.

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