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Atrévase a correr riesgos para romper sus inercias

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“Mucho de lo que tememos
sólo podrá resolverse
una vez que se presente”.
Abel Pérez Rojas.

Los mexicanos somos muy dados a pasar muchos años planeando lo que queremos hacer, lo cual no garantiza que lo hagamos. En realidad más que planear, lo que sucede es que ponemos una y otra vez miles de pretextos para emprender las cosas.

Así que una primera medición pudiera consistir en verificar el número de planes o intentos contra las veces que logramos hacerlo.

Cuando seguimos haciendo lo mismo obtenemos los mismos resultados, esto es totalmente evidente menos para quien se encuentra en un círculo vicioso repetitivo. ¿Cómo romper esas inercias que nos hacen andar siempre por el mismo camino? ¿Por qué no nos percatamos de lo que los demás nos dicen y optamos por recorrer la senda que ya sabemos lo que nos depara?

Tal vez es el miedo a no saber cómo resolver lo que se pueda presentar. Pero mucho de aquello que tememos sólo se podrá resolver una vez que se presente; además, siempre tendremos la oportunidad de virar en  múltiples sentidos.

A veces necesitamos una fuerte sacudida para hacer cosas nuevas, para explorar nuevas estrategias en el día a día.

Y el miedo vuelve a aparecer: tememos que esas “sacudidas” nos salgan muy caras porque podríamos perder la salud, nuestro patrimonio o los lazos de quienes amamos y nos aman.

A veces no queda de otra más que hacer ya eso a lo que le hemos dado vueltas, debemos entender que si lo hemos repensado muchas veces seguramente ya tendremos previstos los distintos escenarios y lo que nos mantiene en la inmovilidad es el margen de lo impredecible, de lo accidental y emergente.

Los momentos aislados de lucidez en los cuales pensamos todo esto son insuficientes para cambiar contundentemente las inercias que han tomado el control de nuestra vida, es decir, no basta con darse cuenta.

Tal vez, sin mucho pensar, sea el momento de poner manos a la obra y dejar la comodidad o incomodidad para ir en la búsqueda de eso que nos permita alcanzar la felicidad aparejada con la autorrealización.

Tampoco se trata de hacer improvisadamente. Si emprendemos estrategias y rutas nuevas, también estaremos afrontando problemas inéditos, pero esto mismo hace que descubramos gran parte del potencial que hasta entonces nadie lo sabía, ni siquiera nosotros mismos.

Debemos correr el riesgo de dejar cierto margen de la solución de problemas a la confluencia de relaciones que emergen en ciertas circunstancias: el futuro y el caos siempre estarán ahí.

Creo que de alguna manera el poeta, pintor, novelista y ensayista libanés, Gibran Kahlil Gibran, se refirió a esto que vengo abordando al pronunciar la siguiente frase relacionada con el arte: “El arte es un paso desde lo visible y conocido hacia lo desconocido”.

Es entendible que experimentemos cierto miedo cuando emprendemos lo nuevo, porque es desconocido, pero esto no puede detenernos si comprendemos que no estamos solos, que siempre habrá alguien a nuestro lado de las personas que nos aman y, segundo, que en lo desconocido hay elementos que nos hacen falta para ser felices y auto desarrollarnos. ¿Está usted de acuerdo conmigo?

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