Arturo muere y su hijo no asiste al funeral

Una enfermedad degenerativa terminó con la movilidad de Arturo y murió en el abandono

Irapuato, Guanajuato. Arturo murió y su hijo no asistió al funeral de su padre, debido a una disputa familiar al parecer derivada por la intromisión de una nueva pareja en la vida del padre después de la muerte de su esposa.

Además, Arturo no tenía muchos amigos pues su carácter supuestamente impositivo, impedía que las personas quisieran temer una relación con él, así que solo cuatro personas van a despedirlo a la funeraria, entre ellos su hija, un amigo y su esposa, un sobrino y una ayudante que limpiaba la casa del difunto.

El señor Arturo murió después de padecer una larga enfermedad degenerativa parecida a la artritis, la cual lo obligo a que en los últimos años su movilidad se fuera reduciendo cada vez más, hasta dejarlo incapaz de moverse por sí mismo y requiriendo ayuda de otras personas, pero su carácter hacía muy difícil prestarle esa ayuda, y las personas decidían mejor alejarse de él.

Uno de sus amigos llamado Ramiro comentó que, Arturo tenía dos hijos, pero ya tenía varios años distanciado de ellos debido a una disputa familiar, tras la muerte de la esposa y madre de ellos y por esa causa ninguno se hacía cargo de cuidarlo.

“Arturo una vez muerto su esposa, a los dos días de el lamentable hecho, mi amigo “metió” a su casa a otra mujer con la que decidió vivir y hacerla su mujer”. mencionó Ramiro.

Este hecho, como es de esperarse, trajo una disputa entre el padre y los hijos, pues ellos no vieron con buenos ojos lo que su padre había hecho, sin embargo, él decía que quien iba a cuidarlo, que él no pensaba quedarse solo, que requería que alguien lo atendiera y que ellos no tenían ninguna autoridad para juzgar lo que él había decidido, comentó el amigo del difunto que esas fueron las palabras tras el reclamo de los hijos por la intempestiva acción de su padre.

Esta discusión, aunadas al carácter autoritario de Arturo, hicieron que su hijo e hija no quisieran saber más de su padre y comentó:

“Imagínate como hacía sentir a sus hijos que cada vez que lo visitaban les comentaba que la segunda esposa hacía las cosas mejor que su madre, así que un buen día los hartó y decidieron no saber más de él”.

Ramiro comentó que hace dos años la enfermedad de Arturo, ya estaba en estado muy avanzado; en una ocasión se cayó y permaneció tirado durante tres días, hasta que Ramiro y otro vecino pudieron darse cuenta de que se había accidentado, así que Ramiro tomó la decisión de llamarle a su hija e informarle el estado de salud de su padre, fue entonces que esta comenzó a hacerse cargo de su padre, ya que la segunda esposa también había muerto años atrás, justo cuando la enfermedad degenerativa le fue diagnosticada.

El amigo del difunto señaló que, este en vida, tenía un carácter bastante difícil, pues era una persona testaruda que todas las cosas debían de hacerse a su modo y a su tiempo, inclusive en un restaurante, no se contenía para señalar que no le gustaba lo que le servían y protestaba de manera muy enérgica a las dependientas del local y las trataba de manera despectiva, esto provocó que no tuviera muchos amigos debido al parecer, este tipo de “arranques”.

El tiempo siguió su marcha, la enfermedad prosiguió y la muerte de Arturo llegó; y lo que dijo una vez su hijo se cumplió, “ahí me hablan cuando se muera el viejo” cosa que la hija del difunto hizo, sin embargo, su hijo no asistió al funeral y solo acudieron al sepelio de Arturo, su hija, un sobrino, Ramiro y su esposa, y una ayudante que le limpiaba la casa de vez en vez.

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Periódico Notus
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