México
A los niños les encanta tener compañeros de juego, cómplices para sus aventuras de todos los días y, en algunos casos, los animales podrían ser ese amigo ideal para pasar tiempo juntos, compartir travesuras y hasta los momentos difíciles.
Cuando se trata de mascotas, es común pensar en perros o gatos, sin embargo, hay otros animales que también pueden ser compañeros para los niños, por ejemplo, los conejos, los hámsters, los peces o los pajaritos, como los canarios.
Sin embargo, antes de tener una mascota en casa es importante tener en cuenta cómo se relacionan los niños, de acuerdo a su edad, con los animales.
Por ejemplo, hasta antes de los 5 años es difícil que los pequeños establezcan un vínculo de amistad con sus mascotas porque aún no comprenden que estos son seres que necesitan cuidados y atenciones. Sin embargo, luego de esta edad, los niños comienzan a relacionarse afectivamente con su mascota a través de los juegos y del tiempo que pasan juntos.
Por esto, desde los 5 y hasta los 8 años se recomiendan animales que no requieran de muchos cuidados como un pez, un hámster o un conejo. De esta manera, los niños también estarán aprendiendo responsabilidad al hacerse cargo de sus mascotas: limpiando la jaula o la pecera y dándoles de comer, aunque requieran de la ayuda de un adulto. Estas tareas propiciarán que los niños comiencen a desarrollar un vínculo de afecto con el animal que tienen a su cuidado, pues pensarán en cómo hacerlo sentir cómodo.
Después de los 8 años, un gato puede ser una opción para que los niños se conviertan en grandes amigos de su mascota. Los gatos no requieren de muchos cuidados, pues no hay que sacarlos a pasear y con tenerles preparado un arenero es suficiente para que allí hagan sus necesidades. Los gatos pueden ser buenos compañeros porque cuando son pequeñitos son muy juguetones y podrían acompañar a los niños en sus aventuras.
Los perros son una opción más apropiada para niños mayores de 11 años pues a esta edad alcanzan a comprender mejor los cuidados que necesita un perro, por ejemplo, sacarlo a pasear, limpiar el espacio en el que habita, darle de comer, jugar con él, bañarlo, entre otros.
Es decir, para que un niño y una mascota desarrollen una amistad es importante que pasen tiempo juntos y que el niño aprenda a cuidar de su compañero, porque de otro modo, si el pequeño no atiende a su mascota tan solo lo verá como un juguete más y, así, se perderá de la oportunidad de tener un amigo, un compañero.