Por: Juan José López Luna Fotos: ADP.
Irapuato, Guanajuato.- Los padres de los jóvenes y algunos niños actuales, pudieron todavía vivir aquellos domingos felices y placenteros en el parque de convivencia infantil(hoy el Irekua), cuando la zona de los viveros Revolución estaba densamente arbolada, cuando realmente se podía convivir en familia un día de campo y diversión desde la mañana hasta la tarde, quedándose con cientos de cosas bonitas para hoy recordarlas con sus hijos y hasta nietos…
Después que en el año 72 se llevaron la feria de las fresas de los viveros, aquello quedó olvidado y por la cantidad de árboles se generaba un basural, de ese modo, gente con visión e interés por el bien del pueblo, idearon juntar el entonces vivero con el resto y hacer el centro de convivencia familiar, a donde las familias podrían ir a pasear y al mismo tiempo el DIF sacar dinero para sus programas de beneficencia…
se construyeron canchas de basquetbol, voleibol, la pista redonda, áreas de columpios volantines, pasamanos, sube y bajas, puentes colgantes, deslizadores, pasillos para triciclos, pista de patinaje, palapas con comederos, un kiosco, el chapoteadero, diversos juegos infantiles, ya estaba el barco y se acondicionó como tiendita, las rampas se hicieron gradas para la pista de patinar y el círculo del vivero se partió en 4 pasillos con forma de cruz con una fuente central, baños, área para brincolines dibujo y pintura, había renta de trenecito, de bicicletas y cochecitos para niños…
Los domingos desde media mañana las familias iban llegando con sus bolsas llenas de comida, cobijas, manteles, pelotas y la firme idea de pasar un día feliz después de la semana de trabajo y escuela, ya desde la entrada se sentía la paz y alegría, los pequeños eran paseados en los columpios mientras los más grandes jugaban con pelotas, subían a la telaraña de cuerdas, otros disfrutaban de un algodón de azúcar, una paleta de hielo o golosinas que vendían junto con juguetes en las rifas, los jóvenes hacían la reta para los juegos de voli o de básquet y otros mostraban sus habilidades patinando y haciendo piruetas, las gradas se llenaban de adultos y niños para verlos y aplaudirlos…
mientras tanto las madres de familia con algunas hijas preparaban los sanwiches, las tortas, tostadas, ensaladas y había quienes llevaban hasta las cazuelas con comida casera sin faltarles el pozole y recalentados del día anterior…
había muchos comederos y palapas de palma, pero también amplios jardines y con cuidado se permitía a la gente utilizarlos, así que una buena cobija era suficiente para que a la hora de comer todos se sentaran en el pasto y disfrutaran del día, y si no se llenaban algunos, estaba la tienda del barco, donde so podían saborear unas papitas con chile, o palomitas, refrescos y un sinfín de golosinas y botanas…
Años después al gran amigo Rogelio se le ocurrió hacer Los Domingos Alegres, para lo cual ponía un tapanco e invitaba al público para que subieran a cantar o bailar, muchos aprovecharon ese espacio para dejar salir al artista que llevaban dentro, luego que murió, pusieron un ring y había lucha libre, pero ya no hubo atracción…
Como los gustos eran diversos había futbolitos manuales, renta de carritos eléctricos, un tren de doble piso y muchas cosas más, pero la verdad el simple hecho de caminar por el parque era suficiente para sentirse bien, uyyy, y no se diga los que entraban al chapoteadero, pues mientras los niños se daban chapuzones y jugaban, los adultos se acostaban en el pasto y se echaban un largo sueño. Y ya metiéndose el sol la gante salía del parque para regresar a casa, unos en sus vehículos, otros en la misma puerta abordaban el camión urbano y muchos más preferían caminar, si vivían cerca…así eran los domingos en el parque de convivencia familiar.