Abasolo, Guanajuato.- No fueron madres biológicas, pero sí de crianza, mujeres de la tercera edad con las que la sociedad está en deuda y en este día de las madres no tienen nada que celebrar al estar muchas de ellas en el olvido no solo de su familia, sino de la comunidad en la que crecieron y aportaron el trabajo de su juventud.
Aunque sin duda el Asilo de ancianos de las Damas Vicentinas en esta ciudad tiene un mérito importante por la labor altruista que realizan con la operación y mantenimiento del asilo que garantiza una calidad de vida para sus asilados, la historia detrás de cada rostro en ese lugar nos recuerda la ingratitud de la sociedad con sus ancianos.
Si bien es cierto que de las inquilinas del asilo, mujeres que van de los 85 a los 105 años solo una tuvo la oportunidad de ser madre y su familia ve por su manutención en ese lugar, otras de sus compañeras que no fueron madres biológicas de nadie, pero la mayoría apoyo en la crianza y cuidado de sobrinos y otros miembros de su familia y hoy están solas.
La encargada del asilo nos relata como la celebración del día de la madre si se lleva a cabo para las inquilinas de esta casa de retiro, así como todas las fechas festivas “se trata de tenerlas de buen ánimo y llenas de entusiasmo” comenta, sin embargo la falta de familiares que vengan a recordarles que tienen una familia más allá de sus cuidadoras y compañeras es triste.
Solo la mitad de las mujeres que viven en este asilo conocido también como San Vicente tienen sus cuotas cubiertas por algún familiar, el resto es atendida con las aportaciones de bienhechores y por los recursos que las Damas Vicentinas recaban a través de sus diversas actividades, pero es notoria la falta de interés de la gente por contribuir a mejorar la calidad de vida de esa ancianitas que son madres de todos y de nadie.
Como es el caso de Luz María de 81 años quien toda su vida fue enfermera y proporcionó cuidados a mucha gente en todos sus años de servicio y hoy vive en el asilo porque nunca pudo procrear un hijo, o como María que es originaria de Huanímaro y que tiene 97 años y quien es mantenida en este lugar por un sobrino que ya no puede hacerse cargo de ella pero que si solventa sus gastos para que en este lugar pueda estar acompañada y tenga los cuidados adecuados.
En el asilo las señoras cuentan con los servicios de un psicólogo, asesor jurídico, doctor, terapista físico, entrenadores deportivos y por supuesto sus cuidadoras que les proporcionan los tratos adecuados para que se mantengan en buen estado y en la medida de lo posible con buen ánimo pese a que en días como hoy 10 de Mayo en que se vende tanto la idea del amor infinito de las mujeres y el mérito por la crianza y cuidado de los niños, nuestras madres las ancianitas que no procrearon están solas y requieren de la consciencia de la gente para ayudarlas.