Irapuato, Guanajuato.- Durante 15 años Jesús vivió en la Villa Infantil, es el mayor de 7 hermanos, huérfano de padre y lejos de una mamá, fueron los más difíciles de su vida pero también en los cuales obtuvo hasta hoy sus mayores éxitos.
Envuelto en un hogar disfuncional, apenas a sus 3 años de edad Jesús quedó huérfano de padre, a quien asesinaron, y aunque tiene mamá, quedó a disposición del DIF por la violencia que lo rodeaba y lejos de unos hermanos que creció extrañándolos.
A sus 6 años Jesús llegó a la Villa Infantil a través del DIF “Dijeron que iban por mí en tres días y nunca volvieron, duré 15 años esperando y nunca regresaron, nuca me dijeron por qué, ahorita ya lo entiendo sin problema pero en su momento no entiendes por qué, a esa edad no logras entender muchas cosas y menos cuando no tienes una coherencia clara de quién eres, cuál es tu edad”.
A sus 24 años Jesús se acaba de titular como Abogado, cuenta con una carrera técnica en Trabajo Social, ejerce el oficio de mesero y disfruta de la lectura, alejado de aquel mundo que lo vio crecer durante sus primeros años.
Siempre fue un alumno de primaria, secundaria, preparatoria y universidad con menciones honorificas y con las ganas de salir adelante.
Sin embargo durante el tiempo en la Villa Infantil, fue muy difícil para Jesús aceptar su nueva vida, lejos de sus hermanos, de su mamá, de toda su familia, “Tenía pesadillas todo el tiempo, porque soñaba que regresaban por mí, al principio era muy complicado eran días que me la pasaba llorando”.
Para fechas decembrinas o alguna festividad que recordara la unidad de la familia el dolor y la ausencia de figuras paternas era más grande.
“Lloraba mucho, para mi Navidad, el Día de las Madres, el Día del Padre, Año Nuevo, todas estas temporadas en las que las familias están juntas yo lloraba mucho porque… bueno, la familia ideal, papá, mamá, hijitos reunidos todos juntos a lo mejor teniendo una papa que cenar pero todos felices y yo no tenía a mi mamá, a mis hermanos y yo no estaba con nadie, lloraba mucho eran momentos muy complicados, después fueron de reflexión y ahora en día pues nada, es normal para mí; si me alcanza el día esta vez iré a ver a mi mamá”.
Y es aunque Jesús pasó los días más tristes dentro de la Villa Infantil, también ha pasado los mejores, fue en ese lugar donde se le brindó la oportunidad de estudiar una carrera, “de ser alguien” y también fue ahí donde conoció a las personas que ahora son los pilares más importantes de su vida.
Por Sara Garibaldi
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