
León, Guanajuato.- Los límites de la locura y la cordura se pierden con una trama que es, además, una crítica social y política. El actor Sebastián Dezma ha representado más de 400 veces “El diario de un loco”, monólogo basado en el texto del autor y novelista ucraniano Nikolai Gógol, escrito en 1835 y que sorprendentemente sigue siendo tan vigente en el mundo actual en donde aún hay mucho estigma sobre la salud mental.
“Diario de un loco”, también conocido como “Memorias de un loco” o “Apuntes de un loco”, es una novela corta que relata la historia de un burócrata que escribe en su diario lo que le sucede.
En la adaptación hecha por el mismísimo actor. Es la historia de un godín contemporáneo, enamorado de la hija del patrón (la princesa Sofía en la obra original y que su condición de oprimido laboral, de amor frustrado, del desprecio del poder económico y moral hacia su persona lo lleva a la esquizofrenia, explicada en lo clínico a partir de una desgracia familiar y con un enfoque social actualizado, tomado de la Rusia zarista
Se mantiene el nombre original de Leonardo Ivanovich y se sitúa en lugar indeterminado, pero con una trama trasladada a la rutina productiva y las frustraciones que representan las desigualdades de clase.
El trabajo actoral de Dezma es de gran emotividad, con un personaje donde la tecnología del sonido le resta originalidad al esquema del teatro tradicional, pero permite una mayor claridad para escucharla.
El formato de monólogo permite un diálogo directo con el espectador y logra un efecto alucinante que lleva al espectador a la reflexión y sentimientos que en muchos casos provocaron llanto.
El teatro de Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tuvo sus peculiaridades. Con la permisión para el acceso tardío de público y los olores a botana empaquetada, lo que le dio un toque antisolemne a una representación donde no faltó quién contestara el teléfono mientras transcurría la obra.
El actor fue profesional y la producción jugó con sonidos, música y luces, con una escenografía simple: un espacio claustrofóbico desordenado y sombrío.
Ivanovich va enloqueciendo y en su monólogo relata cada momento que lo lleva a la locura, para terminar autoasumiéndose como enloquecido presidente de la república (y no ha sido el único, al menos en México).
La muerte de su familia en un accidente automovilístico (en la historia adaptada) es el punto de inflexión que permite explicar clínicamente la locura: su condición de explotado y oprimido explica la locura desde lo social y refrenda la reflexión sobre los límites con la cordura.
La obra ha sido presentada en Irapuato también y la ha promovido de igual manera la Secretaría de Cultura de Guanajuato, pero actuada por Mario Iván Martínez.
Es probable que la representación regrese. Si no la vio, vaya y disfrútela. Si es en el teatro del IMSS, podrá botanear como si estuviera en el cine. Nomás no llegue tarde ni prenda la luz de su teléfono celular para buscar lugar.