Riesgos y realidades que enfrenta a diario una mujer policía

Irapuato, Guanajuato.- Mujer, ama de casa, hermana, hija, madre de familia, servidora pública, policía, son algunas de las facetas de María de Jesús Rico Hernández, quien, a un año y tres meses de egresar de la academia, porta orgullosa el uniforme y sale de su hogar a diario para enfrentarse a los verdaderos riesgos y realidades como parte activa y actuante de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.

En casa, suena el despertador, son las cinco de la mañana, es el comienzo de un nuevo día, quizá rutinario, y Mary, como mujer policía no sabe lo que le espera en su turno de 12 horas continuas. Tras dejar preparada a su menor hija de sólo diez años de edad para que vaya a la escuela, se uniforma y parte a su trabajo para cumplir una responsabilidad con la ciudadanía irapuatense. Apenas son las seis de la mañana y no importa si llueve, hace calor o frío, ella está obligada a presentarse a pasar lista. No quiere ser arrestada.

Se declara lista para enfrentar lo que le depare su nuevo turno. A enfrentar personas que delinquen o cometen faltas administrativas. Y por qué no, a afrontar también las descalificaciones, el descrédito o la desconfianza de aquellos ciudadanos que exigen, que reclaman con todo su derecho, que alguien les garantice la seguridad personal y familiar, la protección de su integridad física y de su patrimonio, pues al cabo que para eso pagamos impuestos, dicen.

María de Jesús Rico Hernández confiesa que todos los días enfrenta riesgos y peligro, pero le gusta ser Policía Municipal y portar orgullosa el uniforme, porque tiene vocación y convicción de servicio, porque le llena el servir a la ciudadanía y esto se recompensa cuando alguien le expresa: “GRACIAS POR AYUDARME”. Y esta frase, dice, elimina en automático las agresiones verbales y mentadas de madre que también están a la orden del día.

Mary está convencida de que la problemática de la inseguridad se contrarresta con policías, con armamento, con equipo táctico, con patrullas, con cámaras, con tecnología; pero también asegura que una mejor herramienta es la educación de los hijos en casa, ésa es la mejor solución, por ello en su papel de madre hace un llamado a las mujeres para que intervengan a tiempo con sus hijos, a que los preparen a enfrentar los grandes retos que hoy en día se viven en Irapuato.

Y cita como ejemplo después de reponerse de un duro cabezazo que una mujer, (madre de familia, por cierto, le propinó en la cara para defender a su hijo tras la remisión de la que fue objeto), que hay jóvenes que les llevan cosas y regalos a su familia, pero nadie se pregunta ni les cuestiona de dónde obtuvieron todo eso si ni siquiera trabaja. Aún así, todavía existen aquellos incrédulos y convencidos de que la Policía Municipal nos tiene que hacer todo, exigimos, pero no queremos participar ni siquiera en nuestra propia auto-seguridad y auto-protección.

María de Jesús Rico Hernández, quizá no sea la “Mujer Maravilla” de la Seguridad, pero en su pasión porque cada vez Irapuato sea una Mejor Ciudad y cuente también con una sociedad mejor, abandona temporalmente a su menor hija y también a su familia, sale a las calles para cumplir con un trabajo, con una responsabilidad, ni siquiera habla del significado del dinero, si la paga es mucha o poca, lo que le interesa en verdad por vocación y convicción, es atender, ayudar y servir a los ciudadanos, a los civiles como ella los llama.

Habla también del rechazo y de que los uniformados no son bien vistos, tan sólo porque las mujeres y hombres policías van a comer, pasan al baño, usan teléfono celular, están expuestos a todo, inclusive a que les tomen fotografías para subirlas a redes sociales e incrementar con ellos el descrédito. Se les olvida, afirma Mary, que también somos humanos, sentimos, tenemos nuestros propios problemas personales, laborales y familiares, también somos ciudadanos.

Al igual que Mary, otras mujeres y hombres irapuatenses enfrentan a diario los embates de quienes atentan contra la Seguridad Ciudadana, de mujeres y hombres que incurren en conductas antisociales cometiendo faltas administrativas o delitos.

Aquellos a los que no les importa si los Policías Municipales comen o duermen, pues su única finalidad es trasgredir la Ley para hacerse de elementos materiales o económicos por encima de las normas y preceptos de urbanidad, rechazan ser buenos ciudadanos, no obstante, las y los uniformados cargan a cuestas éstos riesgos y realidades de una sociedad moderna inmersa en la vorágine de un mundo globalizado.

Caja de Comentarios de Facebook

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Back to top button