Por Axel Chávez
Irapuato, Guanajuato
A un poco más de diez años, junto a la catedral de Irapuato en la plaza Miguel Hidalgo, se encuentra la escultura delicada al ahora santo, Papá Juan Pablo II, con una altura poco más de un metro y hecha por escultor irapuatense.
Colocada el 15 de Febrero del año 2006, bajo la celebración del aniversario de la ciudad y el mando del gobierno de Luis Vargas, la escultura fue colocada como homenaje a dicho personaje, por parte de autoridades civiles y católicas, así como con apoyo de la sociedad. Pieza clave para que se diera por oficial el nombramiento del primer obispo de Irapuato, José de Jesús Martínez Zepeda.
Con un peso de 300 kilogramos, hecha a base de bronce, con un esqueleto de acero y una altura poco más de dos metro, aquella escultura es apreciada a las afueras de la catedral de Irapuato.
Elaborada por la escultora irapuatense Laura Badillo de Villanueva, la memoria del llamado papá viajero, vive entre los irapuatenses.
El lema de “México siempre fiel”, que se aprecia en aquella escultura es adornada por unas jardineras que aprecian mejor la figura.
“En la memoria del incansable viajero y peregrino de la paz que vio en México a su pueblo amado”, es la frase que se puede distinguir en la placa que se encuentra aún costado de monumento.