Tania Vanessa, la salvadoreña de 21 años que vio morir ahogado a su esposo Óscar Alberto Ramírez Martínez y su hija Valeria. en las aguas del río Bravo, no supera aún la tragedia familiar y ahora mismo se encuentra nuevamente entre la desesperación y la incertidumbre.
Los cuerpos de Óscar y Valeria fueron enviados al Servicio Médico Forense de la Procuraduría de Justicia del Estado de Tamaulipas, en tanto Tania decide si lleva sus restos de regreso a El Salvador o los crema, para arrojar sus cenizas al río Bravo.
El gobierno de Tamaulipas, así como el Consulado de El Salvador en McAllen, Texas, han ofrecido su ayuda para que, si así lo decide, la mujer de 21 años pueda trasladar los cuerpos de su familia a El Salvador.
Entre lágrimas, Tania recuerda: “Óscar quería que cruzaramos. Encontrar allá un trabajo, el poder dar a nuestra hija Valeria una mejor vida. Pero el río los arrastró, se los tragó”.
Por eso duda en incinerar los cuerpos de Óscar y Valeria y arrojar sus cenizas al río, para que así queden cerca de Estados Unidos que era su sueño americano.
Tania relata que hace dos meses llegaron a Matamoros para tramitar una visa humanitaria y cruzar a Estados Unidos en busca de empleo, pues en El Salvador las cosas están muy difíciles y peligrosas.
“Ya estábamos desesperados, se nos acabó el poco dinero que traíamos, pues los trámites en Migración de Estados Unidos son lentos y ponían más requisitos. No nos llamaban, íbamos al puente, a las oficinas de Estados Unidos, y nos regresaban, que nos llamarían, pero nada.”
Añadió que, aun cuando recibían ayuda de otros migrantes, con quienes compartían la comida, y otras personas les regalaban alguna moneda, se sentían ya desesperados al no tener respuesta a su solicitud.
Por eso el domingo, Óscar me dijo que ya cruzáramos el río, que tuviera confianza, fe de que nada pasaría. Él tomó a Valeria en los brazos y nos metimos agarrados a una cuerda, pero las aguas nos empezaron a arrastrar. Óscar sostenía a la niña con un brazo, pero no aguantó y se soltó.
Otra versión dice que Óscar tomó a Valeria entre sus brazos e ingresó al agua; nadó hasta el otro lado y llegó a tierra firme, donde dejó a la niña, para después regresar por Tania. Sin embargo, Valeria, al ver que su padre se alejaba, se arrojó al agua y de inmediato Óscar regresó y alcanzó a sujetarla, pero su esfuerzo de poco sirvió, pues la corriente arrastró a ambos y los hundió.
Al día siguiente los cuerpos de Óscar Alberto y Valeria fueron encontrados en las orillas del río. La niña se encontraba bajo la ropa de su padre.
“Yo logré regresar a la orilla, pero vi como el agua arrastraban a mi esposo y a mi hija”, dijo Tania.