Abasolo, Guanajuato.- El “Niño de los Atribulados” de la comunidad Refugio de Ayala, en Abasolo, al parecer fue una imagen construida de un árbol en donde, en épocas de la guerra cristera, colgaron a un mártir, razón por la cual la imagen desde que llegó a esta comunidad comenzó a hacer milagros.
La señora Ignacia Ayala fue quien adquirió al niño con un sacerdote, en San Miguel de Allende, el siglo pasado contó Socorro Padilla bisnieta de Ignacia, además relató la historia de esta imagen y algunos de los milagros que se le atribuyen a este venerado niño dios.
“Si te gusta Ignacia, te lo vendo, dijo el padre a mi bisabuela y compró al niño, pero ella decía que luego, luego, comenzó hacer milagros. Mi bisabuela regresó con el cura, le contó lo que había sucedido y él le dijo que podría ser posible dado que, como la imagen era de madera, en ese árbol pudiera haber muerto un mártir. El cura le dijo, te lo voy a bautizar y fue el cura quien le puso “El Niño de los Atribulados”.
Socorro contó que la imagen llegó a la hacienda de Ayala y ahí permaneció por varios años, hasta que, la última heredera de la hacienda donó la imagen a la comunidad Refugio de Ayala y desde hace aproximadamente más de cuarenta años ya es un emblema para todos los habitantes de la comunidad.
El primer milagro que se le reconoce al Niño de los Atribulados fue el siguiente:
“Ya ve que antes agarraban en cuerda, a las personas, y así agarraron a un señor y se lo llevaron a Salamanca y ahí lo iban a fusilar; la madre de este hombre venia en el tren y al pasar por la comunidad dijo ¡niñito del Refugio que lo alcance! Pues la señora quería alcanzarlo a ver vivo, ella no pidió por que se salvase”.
Al bajarse la señora del tren la señora corrió hacia el lugar donde tenían detenido a su hijo, pero en eso se le atravesó un niño y le dijo “ya no corras, tu hijo ya está en la plaza”, y la señora refirió en aquel entonces que fue el niño de los atribulados el que se le apareció.
Socorro Padilla contó que, en una ocasión, una señora se acercó a ella preguntándole que imagen había en la comunidad y ella le contestó que El niño de los Atribulados; la señora le comentó lo siguiente:
“mi hijo se fue de ilegal a los Estados Unidos y se quebró un pie en el desierto y pues ahí lo dejaron abandonado los compañeros, a excepción de un niño, dice mi hijo que le decía ¡vete, vete! ¿a qué te quedas conmigo? Tu no puedes hacer nada, y el niño ahí se quedó acompañando a mi hijo herido.”
Socorro continuó el relato diciendo que el muchacho cayó en un sueño profundo y que cuando despertó ya se encontraba en un hospital y al lado de él seguía el niño, y que le dijo “yo te traje hasta aquí y aquí te quedas”; el joven preguntó al niño de dónde eres y este contestó de Abasolo, simplemente de Abasolo.
El muchacho contó la experiencia a su madre y le describió con detalle como era aquel niño que lo había trasladado al hospital y que no lo había abandonado en el desierto y le pidió a su madre que buscara a ese niño en cada iglesia del municipio.
La señora conto a Socorro que ya había recorrido muchas iglesias de Abasolo y que ya había perdido la esperanza, pues no había un niño con las características que su hijo le había descrito, pero al entrar al templo de la comunidad de el Refugio de Ayala solo pudo decir ¡él es, él es!
Por su parte Salvador Mejía de la comunidad de San Vicente Hidalgo, contó uno de los favores que el Niño de los Atribulados le ha hecho, el abasolense contó que, al ir a exceso de velocidad acompañado de su esposa embarazada, perdió el control de la camioneta y casi se vuelca en la carretera.
Salvador mencionó que al verse envuelto en tratar de controlar la unidad solo pensaba en que a su hijo y esposa no les pasara nada, así que se encomendó al “Niño de los atribulados”.
“yo tenía miedo que, por el susto afectara el embarazo de mi esposa, y que mi hija tuviera secuelas, pero gracias al santo niño no hubo ninguna complicación”.