Alrededor de 85 personas llegaron a bordo de autobuses que, según informaron, fueron costeados con fondos privados, y se hospedaron en un domicilio particular ubicado en la zona Playas de Tijuana, que ellos mismos pagaron.
Uno de los migrantes, César Mejía, afirmó ante un grupo de medios que su objetivo era llegar primero a Tijuana para, por una vez, no ser relegados y ser tomados en cuenta, dado que a lo largo del recorrido han sufrido discriminación.
De acuerdo con un censo elaborado por las autoridades cuando la caravana pasó por Ciudad de México, en el gran grupo que avanza hacia el norte hay mil 726 menores de edad (310 de ellos con entre cero y cinco años) y 24 mujeres embarazadas.
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