Guanajuato.- Los ataques armados se han convertido en una situación cotidiana del estado, en la que ni los niños ni los adolescentes se salvan. Tan solo el pasado fin de semana, dos niños en León y una joven en Pénjamo terminaron como víctimas colaterales de actos violentos: los pequeños con lesiones de gravedad y la adolescente, sin vida.
El sábado 23 de agosto por la noche, una familia que se dedicaba a la venta de comida en la colonia Lomas de Trinidad fue rafagueada por hombres armados a bordo de una motocicleta. Las dos mujeres que atendían el negocio recibieron varios disparos y, al igual que su madre y abuela, dos niños sufrieron los estragos del ataque.
Al parecer, eran una niña y un niño, hermanos de entre 1 y 5 años que fueron trasladados al hospital de León para su atención inmediata debido a que su estado se reportó como grave.
En Pénjamo, presuntos sicarios dispararon contra dos jóvenes de 17 y 19 años que viajaban en motocicleta por el kiosco de la comunidad Ojo de Agua. La menor murió casi al instante por los impactos, mientras que los paramédicos llevaron a la otra persona a recibir atención médica.
En ambos casos, los responsables se dieron a la fuga y aunque la Fiscalía del Estado abrió la investigación para esclarecer los hechos, los daños ocasionados son irreparables. La tendencia de homicidios y la violencia con la que se llevan a cabo expone a sectores vulnerables como niños y adolescentes como víctimas recurrentes de estos crímenes.
