Opinión
Estamos viviendo tiempos muy difíciles, en los cuales la falta de valores se ve reflejada en todas partes, es un infortunio que día con día en vez de tratar de erradicar este mal desde donde nos corresponde, (desde el seno familiar) nos estemos acostumbrando a ello, y que veamos muy “normal” que las buenas costumbres se estén perdiendo.
Realmente es muy triste ver los sucesos desde una perspectiva real, aunque algunos la llamarían “pesimista” solo que es importante que ya prestemos atención a los gritos de auxilio de nuestro ser interno y nuestra sociedad, ya que en nuestras conversaciones cotidianas se refleja la inconformidad ante tan descarriada realidad.
Desgraciadamente las quejas, no nos ayudan en nada y menos si todos o la mayoría colaboramos directa o indirectamente con este mal que nos aqueja, por tanto; si a mi vecino le roban, aun que yo sea testigo de tal delito, no digo nada por no meterme en problemas, si mi pariente cercano realiza una tranza de la cual obtuvo beneficios extraordinarios, aplaudo ese hecho y hasta lo aliento a seguir realizando tan nefastas acciones, y que tal cuando compramos artículos; muebles electrodomésticos y muchas cosas más que nos ofrecen muy por debajo de su costo real, estamos conscientes del modo en que se obtuvieron y aun así, las adquirimos olvidándonos de los sacrificios que muy posiblemente alguien más hiso para comprarlas.
Hay un sinfín de ejemplos que pudiera darte y sé que muchos también tendrán un sinfín de justificaciones acerca de esto, solo imagina por un momento, que tu estuvieras en el lugar de tu vecino a quien robaron, que tu o alguno de tus familiares, hubiese sido víctima de una estafa, o que las cosas que has obtenido a base de trabajo y mucho esfuerzo, las estuvieran rematando casi regaladas en cualquier esquina, ¿Verdad que desde ese punto de vista las cosas se ven distintas?
Mi invitación como siempre es a la reflexión, que analicemos pero con objetividad acerca de lo que está ocurriendo en nuestra sociedad y que reconozcamos que si queremos que las cosas cambien, debemos empezar cambiando nosotros mismos y por ende nuestras familias, así que menos quejas y más ¡Manos a la obra!
ALICE JUÁREZ
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