Las asociaciones religiosas del país tienen hasta el primer semestre del 2016 para entregarle al Servicio de Administración Tributaria (SAT) su contabilidad electrónica. Se pretende que se pongan en orden ante el fisco; de lo contrario, se iniciaría con un proceso de auditoría, dijo el jefe del SAT, Aristóteles Núñez.
“La pretensión no es iniciar un proceso de auditoría a las iglesias. Lo que estamos haciendo en una primera etapa es que, como todos los contribuyentes en el país, empiecen a cumplir con ciertas obligaciones fiscales”, comentó.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Gobernación (Segob), en el país hay poco más de 8,581 asociaciones religiosas registradas en el padrón de la dependencia, y, en voz de Núñez, deben estar también dadas de alta ante el SAT.
En una reunión con medios de comunicación, Núñez explicó que las iglesias deben cumplir con la entrega de su e-contabilidad y registrar en medios electrónicos sus ingresos, además de que deben empezar a utilizar la facturación electrónica.
“Es una disposición que está en la ley desde el 2014. Lo que estamos haciendo es darle gradualidad a las asociaciones religiosas para que adopten estos mecanismos que hoy nos permiten hacerles más fácil el cumplimiento a los contribuyentes”, agregó.
Limosna y diezmo quedan exentos
El jefe del órgano fiscalizador del país recordó que las iglesias tienen ingresos exentos que no están sujetos al pago de impuestos, entre ellos: las limosnas, los diezmos y los servicios religiosos, como el pago de las misas.
Se consideran ingresos propios de las iglesias los obtenidos por la venta de libros y objetos de carácter religioso que se realicen sin fines de lucro. Está exenta del pago del Impuesto al Valor Agregado (IVA) la manutención de los ministros del culto religioso.
Además, las asociaciones religiosas están libres del pago para efectos del Impuesto Sobre la Renta (ISR), siempre y cuando los dueños obtengan los ingresos de manera voluntaria y los utilicen para los fines propios de los templos, explicó Núñez.
Bajo dicho contexto y a pregunta expresa de que ni los ayudantes de Dios se salvan del fisco, respondió: “La disposición legal es clara y quienes obtengan ingresos que son gravables tienen que pagar impuestos”.
Añadió: “Si se salieran de los fines, esas asociaciones religiosas tienen el tratamiento de cualquier contribuyente y, en su caso, tendrían que pagar el ISR y el IVA, un tratamiento similar al de las instituciones de asistencia privada”.
Argumentó que el tratamiento fiscal y su adopción a los que deben someterse las iglesias se han dado de forma gradual. “Se les ofreció gradualidad, lo que significa que en el 2015 estaban relevados del cumplimiento total, cumplían de manera parcial con la e-contabilidad; este año es obligatorio”.
Jaime Dávila, director general del despacho Dávila y Asociados, catalogó este tema como polémico, y aclaró que ahora y en caso de que las iglesias tengan trabajadores, deben cumplir con todas sus obligaciones como cualquier otra empresa.
“Las asociaciones religiosas siguen inconformes con esta medida, pues aseguran que hacen una labor social en beneficio de las comunidades, y porque no reciben ayuda del gobierno”. Por el contrario, detalló, hay otras voces que se pronuncian en favor para evitar que las iglesias se conviertan en “mercaderes de la fe”.