Irapuato, Guanajuato. – La familia Taboada tomó la decisión de exhumar los restos de su ser querido pues menciona uno de los encargados que la familia aparentemente se habría percatado que varios “curiosos” habrían intentado abrir la tumba, fue por eso que al parecer tomaron la decisión de incinerarlo.
Hoy, la tumba de Adolfo Taboada Rivera yace vacía, pero su legado sigue vivo en el corazón de quienes visitan el Panteón Municipal de Irapuato.
¿Quién es el personaje de la “Leyenda del soldado”?
Adolfo Taboada Rivera, joven nacido el 24 de mayo de 1942 en esta localidad, partió al estado de California en Estados Unidos en busca de un mejor futuro siendo apenas un adolescente.
Adolfo Taboada se enlistó en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, un acto que lo llevaría a las tierras lejanas de Vietnam del Sur en 1965. Allí, este joven alcanzó el rango de cabo interino y, gracias a su dominio de varios idiomas, fue que pudo formarse en el servicio de inteligencia de Estados Unidos.
Sin embargo, el 24 de octubre de 1965, perdió la vida trágicamente al pisar una mina sembrada por el enemigo en la provincia de Quang Tin, Vietnam del Sur, a la edad de 25 años, a pesar de la distancia, su cuerpo fue recuperado y entregado a su familia a principios de noviembre de ese mismo año.
El regreso de Adolfo Taboada a su tierra natal “conmovió” a la comunidad de Irapuato, en un gesto de profundo respeto y gratitud, una comitiva de la Armada Norteamericana escoltó sus restos hasta el Panteón Municipal, donde descansa en un mausoleo que presenta una estatua en su honor, rindiendo tributo a su “valentía y sacrificio”.
A lo largo de los años, panteoneros y visitantes han afirmado haber visto su figura rondando los pasillos del Panteón Municipal, especialmente durante las noches y las madrugadas, donde alcanzan a percibir una silueta frente a su sepultura que posteriormente se desvanece, haciendo “más presencia” los días cercanos a la celebración del Día de los Muertos.
Las “leyendas locales” también cuentan que “El soldado” Adolfo también realiza milagros para quienes se lo piden y le dejan flores como muestra de agradecimiento, algunas mujeres, le dejan besos marcados en el rostro de la estatua como muestra de gratitud.
De hecho, la arquitectura de su lapida resalta entre las demás, así como los besos marcados en su rostro, y ofrendas que recibe de los visitantes.
La familia Taboada tomó la decisión de exhumar los restos de su ser querido pues menciona uno de los encargados que la familia aparentemente se habría percatado que varios “curiosos” habrían intentado abrir la tumba, fue por eso que al parecer tomaron la decisión de incinerarlo.
Hoy, la tumba de Adolfo Taboada Rivera yace vacía, pero su legado sigue vivo en el corazón de quienes visitan el Panteón Municipal de Irapuato.