Huanímaro, Guanajuato.- El Templo de la Virgen de Guadalupe en Huanímaro guarda un tesoro histórico: los restos del emblemático Cura Jesús Ma. Montaño Villalobos, un hombre que dejó una profunda huella en el municipio. En el exterior del templo descansan sus restos, mientras que en su interior se conservan vestimentas y misales que utilizaba en la santa eucaristía.
La vida del Cura Jesús Montaño se remonta a sus orígenes en Pénjamo, lugar donde nació el 27 de mayo de 1900 como el quinto hijo de Fermín Montaño y Atanasia Villalobos.
En 1925, recibió la orden sagrada del subdiaconado de manos del arzobispo Leopoldo Ruiz y Flores, y en 1926, la orden sagrada del Presbiterado del Obispo Luis María Martínez.
Entre sus destinos pastorales destacan la parroquia de Pénjamo, el rancho de Gutiérrez durante la persecución religiosa, San Miguel Octopan en el año 1932, la parroquia de Cerano de 1938 a 1945, donde fundó una escuela y construyó el Templo Parroquial de San Juan Bautista, y otras localidades en Michoacán como Tzitzio, Villa Morelos, y finalmente Huanímaro, donde ejerció como párroco desde 1951 hasta su fallecimiento en 1968.
Una de las mayores contribuciones del cura Montaño fue la iniciativa de construir un nuevo templo en Huanímaro debido a la creciente necesidad de espacio para los servicios religiosos. La obra se inició en mayo de 1952, pero lamentablemente se detuvo tras su fallecimiento en mayo de 1968.
La obra se construye en propiedad donada por el Sr. Don Marcelino Chacón. El órgano Hammond, fue donado por la comunidad huanimarense residentes en Los Ángeles, California, siendo Párroco el señor Francisco Arreola García.
La culminación de la obra se llevó a cabo gracias al esfuerzo continuo de Francisco Bombela, quien colocó la última piedra el 30 de mayo de 2002.
Pero no fue hasta el 13 de julio de 2002 cuando se dan por concluidos los trabajos de terminación de la torre.