Con un derroche de extravagantes y lujosos disfraces, maratónicas sambas y una batería infernal, que consigue levantar de las gradas hasta al más aguafiestas, comienzan este domingo los dos días de desfiles de las grandes escuelas de samba del carnaval de Rio.
Esta es la apoteosis del carnaval más famoso del mundo: las 12 mejores escuelas de samba de la “Cidade Maravilhosa” se preparan todo el año y gastan de dos a cinco millones de dólares para desfilar durante una hora por los 720 m del Sambódromo.
Habrá musas y reinas de esculpidos cuerpos semidesnudos, tacones de 18 cm que dejan dedos ensangrentados e inmensos tocados de plumas multicolores que pesan más de 10 kilos. Habrá cariocas que sueñan con este momento todo el año y turistas que han pagado cientos de dólares para desfilar con trajes pesadísimos y calurosos.
Los desfiles, que serán televisados para millones de espectadores de todo el planeta, tienen lugar frente a unos 70 mil privilegiados en el Sambódromo diseñado por el fallecido arquitecto Oscar Niemeyer, que conmemora en este carnaval sus 30 años.
Pero no para todos es fiesta: una manifestación de mil trabajadores de limpieza que pedían mejores salarios fue reprimida el sábado con gases lacrimógenos por la Policía cuando intentaba acercarse al Sambódromo.