Al menos seis iglesias católicas has sido incendiadas en Canadá en las últimas semanas tras el hallazgo de los cuerpos de más de 750 menores indígenas enterrados en un internado.
Keith Crow, jefe de la comunidad indígena de Lower Similkameen, afirmó a los medios locales que los equipos de emergencia fueron alertados por un incendio en la iglesia de Choapaka; sin embargo, al llegar al lugar, tan solo quedaban cenizas.
La iglesia de Santa Ana, construida en la comunidad indígena de Upper Similkameen, también fue incendiada.
El siniestro que más se difundió a través de redes sociales fue el ocurrido en el templo de St. Jean Baptiste en Morinville.
Y en St. Kateri Tekakwitha también se reportó el incendio de dos templos católicos.
Las autoridades locales investigan el origen de los incendios pero consideran que estos incendios “no son una coincidencia”, ya que dos de ellos se reportaron con una hora de diferencia.
Por su parte, Jason Bayda, sargento de la Policía Montada de Canadá, aseguró que los incendios son sospechosos y las autoridades ya buscan si tienen relación con otros incidentes ocurridos el 21 de junio en Penticton y Oliver.
Hallazgo de restos de niños indígenas encontrados en internados
Los cuerpos de más de 750 menores indígenas fueron localizados en tumbas sin identificar, en los terrenos de un internado que permanece cerrado, pocas semanas después de que se descubrieron los restos de 215 estudiantes enterrados en otro antiguo internado nativo cercano, el de Kamloops, en Columbia Británica.
Por su parte, el jefe de la tribu Cowessess, Cadmus Delorme, este descubrimiento “no se trata de una fosa común”, sino de “tumbas sin nombre” en el cementerio que supervisó hasta 1960 la Iglesia Católica, que dirigía el internado indígena Marieval y habría sido la responsable de retirar las tumbas.
La Escuela Residencial Indígena Marieval, donde se encontraron las tumbas, operó desde 1899 hasta 1996, en el área donde ahora reside la tribu Cowessess. Aunque la escuela fue demolida, la iglesia y el cementerio se mantuvieron.
Este descubrimiento avivó los llamados al papa Francisco y a la Iglesia Católica para disculparse por los abusos y la violencia que sufrieron hasta la década de 1990 estos menores que fueron apartados a la fuerza de sus familias, su lengua y su cultura para ser llevados a internados para asimilarlos a la cultura dominante.
Según una comisión de investigación que concluyó que Canadá con estos actos había cometido un “genocidio cultural”.