Por David Saucedo.
El diagnóstico de la Presidencia de la República sobre las causas de la violencia en Guanajuato es erróneo. Otros estados del país, como Aguascalientes y Querétaro, tienen el mismo modelo de desarrollo económico, indicadores de desarrollo social similares e incluso con el predominio del PAN como partido en el poder durante varios sexenios. Y esos estados no están en llamas.
Tampoco tiene que ver el tamaño de la red de ductos de PEMEX que hay en la entidad. Guanajuato NO es el estado con más kilómetros de red del país. La violencia no está ligada a la pelea de los grupos criminales por la ordeña de ductos.
La alta violencia homicida tampoco se explica por los altos niveles de consumo de droga del corredor industrial, ni por el volumen de tráfico de armas que entran a Guanajuato. Ni siquiera por la omisión (o complicidad) de Alvar y Zamarripa en el combate a las mafias del narcotráfico.
Urge un nuevo diagnóstico que identifique las causas profundas de la violencia. Ni el estado, ni la federación cuentan con un análisis digno del nombre. Ambos niveles de gobierno confunden el contexto y los efectos, con las causas.
Un problema bien planteado, está a la mitad solucionado. La falta de comprensión del fenómeno garantiza que habrá violencia para rato en la entidad. Lamentablemente aun falta mucho para que la larga noche que cubre Guanajuato llegue a su fin.