Por Gerry Orozco.
Abasolo, Guanajuato.- Maestra Guillermina Jacobo Hernández jubilada tuvo la experiencia de participar en varios niveles educativos como los son primaria, secundaria, preparatoria y universidad. Obtuvo su plaza en el año de 1983 en Huanímaro durando 11 años, en la comunidad “La Tinaja” en la escuela “Juventino Rosas”.
Recordó la maestra que cuando ella era estudiante de secundaria en la ciudad de Irapuato uno de sus profesores era de “Otates” en Abasolo, y el profesor un día organizó una visita por esa zona. “no me gustó, era muy polvoso” y lo que son las cosas de la vida ahí duré 11 años en la primaria de la comunidad, comentó Guillermina.
En su amplia experiencia en diferentes niveles educativos, aseveró que, a su modo de ver, existen dos tipos de maestros: aquellos que tienen experiencia y aquellos que solo tienen años de servicio.
La maestra Guillermina hizo énfasis en que existen profesores con experiencia y otro que nada más tienen años de servicio, “hay maestros que desde que entraron al servicio magisterial siguen con sus mismas prácticas; experiencia es innovar, cambiar la forma de trabajo con cada conocimiento adquirido”
Mencionó que un maestro con experiencia desarrolla habilidades somo el saber planear, saber que se va hacer en el aula, implementar sus planes y evaluar si sus estrategias lograron el objetivo que pretendía, además de ser un buen observador de los entornos en donde se desarrolla la práctica particular, pues no es lo mismo una colonia que otra, o un rancho o una ciudad.
Relató que en el quehacer de los maestros una gran parte del tiempo en clase se va en enseñar valores a los alumnos, pues hay que desarrollar en ellos una buena actitud, sin ella no se puede dar el aprendizaje de las materias. El maestro con experiencia entiende que hay que basar el aprendizaje en el desarrollo de la persona y no en el resultado del examen.
Mencionó que la “Nueva Escuela Mexicana” sigue arrastrando parte de las viejas prácticas pedagógicas, sin embargo, ve con agrado que, esta, parte de que la educación debe ser lo más contextualizada posible, es decir, que cada maestro va a determinar el tipo de enseñanza y el tipo de contenidos que le hacen falta al grupo, “ya no más recetas”.
La maestra Guillermina defendió la política de “no reprobar” que desde hace varios sexenios se está aplicando en las escuelas, puntualizó que el sustento es bueno, “un niño no es que no quiera o no pueda aprender, simplemente no ha llegado su momento de madures” por tanto, en algún momento llegará su tiempo.
Continuó explicando que un profesor debería de tener un expediente con los logros y debilidades de cada alumno, de tal manera que el profesor del siguiente grado tuviera una radiografía más
puntual de cada estudiante y así poder trabajar con ellos de manera más eficiente en cuanto a sus debilidades y así poder ayudarle a alcanzar la madurez deseada.
Desafortunadamente la educación sigue plagada de contenidos y el maestro se ve acorralado entre cubrir el programa o hacer las adecuaciones curriculares para los niños rezagados, “se supone que un buen maestro se debe enfocar en los que van mal, no en los que van bien” aseveró la maestra Guille.