San José Pinula, Guatemala
La cifra de jóvenes muertas durante un incendio en un albergue estatal de Guatemala ascendió a 31 el jueves tras el fallecimiento de una docena de menores que se estaban internadas, mientras surgen más detalles de las malas condiciones de vida en el lugar.
El viceministro de Salud Adrián Chávez informó que además de las víctimas fatales, 27 jóvenes son atendidas en su mayoría por quemaduras en más del 50 por ciento de sus cuerpos.
Todo comenzó el martes por la noche con una huida masiva. Docenas de jóvenes retenidos en el abarrotado albergue a las afueras de la capital guatemalteca salieron en masa por las puertas. La mayoría fueron atrapados y encerrados en sus habitaciones.
El miércoles por la mañana alguien prendió fuego varias colchonetas en el sector de las mujeres, según las autoridades. Las llamas se propagaron con rapidez matando al menos a 28 chicas.
Del lugar fueron recuperados 19 cuerpos calcinados mientras que entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves a otras doce jovencitas se les fue apagando poco a poco la vida debido a la cantidad de humo inhalado y las severas quemaduras.
La oficina del presidente Jimmy Morales emitió una declaración en la que culpó a los tribunales por ignorar una solicitud anterior de su administración de trasladar a los jóvenes con antecedentes delictivos a otras instalaciones.
”El gobierno lamenta el hecho de que esas autoridades no atendieron esa petición de una manera oportuna, algo que podría haber evitado la tragedia”, dijo la oficina de la presidencia en el comunicado.
El mandatario declaró tres días de duelo nacional.
Geovany Castillo, un agricultor de 33 años y padre de una joven de 15 que se encontraba en el albergue dijo que su hija le contó ”que en el hogar las maltrataban, no les daban de comer”. El hombre narró que su hija, que padece quemaduras en el rostro, manos y brazos, relató que ”entre varias niñas derribaron la puerta” y que ella ”se salvó porque puso una sábana mojada sobre ella”.
Según la versión que la menor le dio a su padre ”sus compañeras le contaron que ahí las violaban y se escaparon y luego en protesta, para llamar la atención, les prendieron fuego a las colchonetas”.
Las autoridades trabajaban el jueves para identificar a las víctimas, aunque señalaron que en algunos casos serán necesarias pruebas de ADN. En el hospital Roosevelt el doctor Marco Antonio Barrientos pidió a los padres que esperaban afuera que llevaran fotografías, historiales dentales y detalles sobre tatuajes u otros rasgos distintivos.
La vendedora callejera Piedad Estrada llegó al hospital con una fotografía de su hija de 16 años. Dijo que la adolescente estaba embarazada y que llevaba nueve días en el albergue porque se había escapado de casa.
Estrada buscó en los hospitales y en la morgue, pero no consiguió información. Mostró la foto a los trabajadores de un hospital pero le dijeron que no podían darle ninguna certeza porque tenían cinco chicas totalmente vendadas.
El miércoles por la noche, en la morgue, Patricia Ramírez dijo que su nieta de 15 años era una de las fallecidas. Explicó que su hija, la madre de la joven, había identificado el cuerpo pero que las autoridades le dijeron que no se lo entregarían hasta hacer una prueba de ADN.
Las heridas llegaron en ambulancia a los hospitales, algunas medio desnudas, con quemaduras y trozos de piel que se desprendían de sus cuerpos.
Una adolescente de 15 años que fue llevada al Hospital Roosevelt para ser atendida dijo a The Associated Press que cuando comenzaron las protestas se refugió en el techo de su dormitorio con otras compañeras ante el temor de que muchachos alojados en el centro las atacaran. Por la mañana “vi el humo en el lugar. Olía a carne”, dijo.
El Hogar Seguro Virgen de la Asunción, rodeado de árboles y de un muro de nueve metros, se construyó para alojar a 500 jóvenes aunque en el momento del incendio acogía al menos a 800. Entre los internos había menores bajo tutela del gobierno tras haber sufrido abusos, así como jóvenes con antecedentes delictivos que habían cumplido sus condenas pero no tenían adónde ir.
Las quejas por presuntos abusos y malas condiciones de vida en el superpoblado centro eran frecuentes.
El procurador de Derechos Humanos, Jorge Eduardo De León, señaló que algunos de los menores que habían huido la noche anterior al siniestro declararon que eran maltratados por los chicos de mayor edad.
”Según afirmaron, los grandes tienen el control y les agreden constantemente… También se quejaron de la alimentación, que además de escasa es de mala calidad”, afirmó.
En 2013 una adolescente de 14 años fue asesinada en el albergue. Los investigadores dijeron que había sido estrangulada por uno de los internos.