Alex Hughes, un fanático de los Halcones Marinos de Seattle, pensó que una chica a quien conoció en un bar de Kansas City, previo al juego contra los Jefes, lo había engañado tras pedirle su chamarra para una foto a cambio de un autógrafo de su novio, el jugador Robert Turbin.
Días después, la joven mandó autógrafos de todo el equipo a casa de Alex y un regalo que lo conmovió hasta las lágrimas.
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