“Estar en el anexo es como estar en la cárcel”

Historia de un adicto al “cristal” que fue anexado por su amigo

Irapuato, Guanajuato.- “Estar en un anexo, es como estar en la cárcel”, así describió su primera experiencia en estos centros de rehabilitación Juan Carlos “N”.

El entrevistado comentó que, cuando entró al anexo, fue llevado por un amigo, que lo veía bastante”mal”, pues su adicción al “cristal” ya se había salido de control, comentó que comenzó inhalando la sustancia, después aspirandola en forma de foco y llegó el momento en que “ya no le hacía” y recurrió a inyectarse el “cristal”.

“Eran días y días de estar drogado, todo comenzó cuando el amigo que me anexó y yo entramos a trabajar a un bar, mi amigo conoció ahí a una chava que era quien distribuía droga, se hicieron pareja y mi amigo comenzó a consumir, después él me invitó droga y fue ahí cuando comencé a drogarme.”

Después de un tiempo a la chava la mataron, mi amigo se quedó con los clientes, a la par Juan Carlos ya consumía demasiada droga y se pasaba muchos días sin comer, este amigo ya lo veía muy mal y le dijo que lo Iba a anexar, le dijo que no lo dejaría solo y que diario iría a visitarlo.

“Ahí me abandonó, ni una vez fue a verme, mi unos cigarros fue a llevarme” dijo el anexado.

Dentro del anexo, lo único que le daban de comer eran verduras, caldos de papa, caldos de chayote, zanahorias cocidas, esto es porque cuando se estás consumiendo el “cristal”, no da hambre por lo que Juan Carlos pasaba varios días sin comer, y agregó que, por lo tanto, el estómago no puede digerir comida pesada pues se corre el riesgo de una obstrucción intestinal.

“Ahí dentro del anexo la cosa es muy complicada, yo no tenía dinero, ni quién me fuera a visitar, había perdido a mi familia a consecuencia del consumo del cristal, así que, yo tenía quien me arrimara un cigarro, ni nada.”

Juan Carlos tuvo que recurrir a la intimidación, para que a los compañeros que tenían cigarros le dieran algunos.

“O me das cigarros o te violó, o te golpeó, inclusive algunos chavillos inexpertos que caían al anexo me pedían protección, que los defendiera contra otros güeyes y me pagaban con cigarros o alguna botana que les llevaba su familia, ya sabes era bueno para los madrazos” dijo Juan Carlos.

Llegando los tres meses el anexado salió e intentó reorientar su vida, buscó un trabajo, pero le fue muy difícil conseguir, puesto que durante los años que consumió se hizo de una muy mala fama y nadie lo quería contratar, razón por la cual cayó en una fuerte depresión.

Debido a esto el adicto se refugió en en alcohol, y llegó a tomarse hasta cinco botellas de mezcal el solo en una noche, pero en ese período logró recuperar a su esposa, un día después de una terrible borrachera Juan Carlos pidió a su esposa que lo anexara pues ya su manera de beber también se había descontrolado.

La esposa aceptó y lo apoyó, pero ahora las cosas dentro fueron diferentes, pues su esposa siempre estuvo al pendiente, lo iba a visitar, le llevaba cigarros, botana de cuando en cuando, y fue así que pasaron cuatro meses y salió del anexo.

Desde entonces Juan Carlos lleva ya 10 años sin consumir drogas y sólo los fines de semana se toma tres caguamas.

Para terminar Juan Carlos mencionó que él se convirtió en una muy mala persona cuando consumía, perdió muchas personas, amigos, familia, inclusive credibilidad, pues nadie confiaba en él para darle trabajo, mucha gente le dio la espalda, hasta que tuvo la suerte de conseguir un trabajado y desde entonces es responsable de su familia.

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Periódico Notus
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