Irapuato

“Ese perro comía en mi casa y quiero justicia para mi hija”: Historias 8M

El pasado 8 de marzo en Irapuato, los fuertes testimonios de algunas chicas, retumbaron en el corazón de la ciudad

Irapuato, Guanajuato.- El pasado 8 de marzo en Irapuato, mediante la Marcha del 8M, los fuertes testimonios de algunas chicas, retumbaron en el corazón de la ciudad, llenando de emociones a todas las asistentes, derramando lágrimas al grito de: ¡No estás sola!

A micrófono abierto mujeres alzaron la voz ante lo que lamentablemente vivieron en alguna etapa de su vida y ante la lucha de no volver a callar, contaron sus testimonios.

“Se llevaron a mi mamá regresándolo sin vida, hemos sido víctimas de este puto gobierno que no sirve para ni madres donde la carpeta de investigación está intacta y la Fiscalía se lava las manos”.

“Quiero decirle a toda la sociedad que esto que está sucediendo no solo pasa afuera, pasa adentro de las casas, pasa entre familia, yo fui víctima de violación a los 9 años, no lo hable porque no tenía las herramientas que ahora ustedes tienen, tengo 56 años, les pido que jamás se vuelvan a quedar calladas”.

“Yo estoy aquí porque violaron a mi mamá uno de mis tíos, la vendió a cambio de dinero y ahora ella cayó en las adicciones, mi mamá no puede estar aquí y yo vengo a alzar la voz por ella porque no se me hace justo verla como sufre todos los días y se esconde atrás de su adicción”.

“Yo estoy aquí porque hace unos meses un tío intento tocarme, afortunadamente supe defenderme, pero me tuve que ir de la casa donde yo vivía y hasta la fecha sigo teniendo miedo de ir ahí donde vive mi abuela y mi hermano, porque ese señor sigue asistiendo ahí y yo sentí mucho tiempo asco de mi misma pensando que fue mi culpa y hoy sé que no lo fue”.

“Hace un mes un amigo de mi mamá intento tocarme mis partes íntimas y después contentarme con comprarme una crema y quedarme callada”, (la joven que expreso esto se encontraba con su mamá, quien dijo lo siguiente): “Esa persona sigue como si nada, haciendo su vida normal con su esposa y ese perro comió en mi casa y quiero justicia para mi hija”.

“Hoy estoy aquí porque ya no pienso quedarme callada, en mi familia hay un violador y toda mi familia siempre me ha echado la culpa a mí, me dicen que no diga nada, pero ya estoy hasta la madre y hoy digo que ese cabrón es un violador, tenía apenas 7 años, jamás fue mi culpa”

“Desde que tengo 9 años fui abusada por mis primos, me subían al cuarto de mi abuela, me besaban y me tocaban y me culpaban ellos mismos, mi abuela me llegó a decir que yo era quien los provocaba”

“Desde los 6 hasta los 13 años, dos de mis primos abusaron de mí, yo no sabía lo que pasaba, fueron años, ahora siento asco cuando veo a parejas, veo películas románticas, me doy asco yo y no quiero volverme a sentir así”

Lo anterior no son historias de “terror” o “cuentos”, es la realidad que viven cientos de mujeres en Irapuato, son testimonios que erizan la piel, por ello el pasado 8 de marzo decenas de mujeres alzaron la voz.

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