Irapuato, Guanajuato.- A sus 74 años, Carlos Pérez Gómez, apodado cariñosamente “El Patitas” en el Club Campestre de Irapuato debido a que es ayudante de un masajista, fue participe de aquel mítico equipo del Club Irapuato que duro 34 partidos invictos hasta que Salamanca los venció en “El Molinito” con un marcador de 1-0, según relató.
En sus días como masajista en el Irapuato, Pérez Gómez recordó con nostalgia que, llegó al club justo cuando descendieron a segunda división y formo parte de aquel “mítico” equipo que, a pesar de tener tres oportunidades para ascender a primera división, el último juego resultó en una decepción y no se pudo obtener el ansiado ascenso.
El fracaso del club y el cambio de directivas, así como la falta de seguridad social y prestaciones, llevaron a “El Patitas” a separarse del club ya que en ese entonces estaba recién casado y buscaba una “mejor vida” para su familia.
Carlos tiene más de doce años de experiencia en el oficio de bolero y más de dos décadas desempeñándose como masajista iniciando en la Trinca. Según relató, que la rutina de un bolero implica llegar al “changarro” alrededor de las 9:30 o 10 de la mañana y retirarse cerca de las 4 de la tarde, ya que después de estas horas la actividad en la zona disminuye notablemente para este oficio.
“El Patitas” mencionó que más que simplemente embellecer zapatos, el bolero asume roles de guía turístico, ya que muchas personas les preguntan sobre alguna sugerencia de lugares a los cuales visitar.
Además, ha sido testigo de algunos acontecimientos de la ciudad, tanto positivos como negativos, ya que la plática con la gente los lleva a enterarse de muchas cosas, pues algunos clientes entablan conversaciones, compartiendo sus historias y procedencias, mientras otros prefieren disfrutar del silencio y recibir un servicio de boleado por 40 pesos.
El “experimentado” bolero señalo que, a pesar de uno no quererlo, se entera de todo y es fundamental ser amable y cortés al brindar el servicio, ya que la gente valora el trato personal.
Actualmente, tras las festividades navideñas, Pérez Gómez mencionó que, realiza hasta cinco boleadas al día como máximo. A pesar de estar jubilado, le gusta sentirse útil y salir a ganarse “para la chuleta”.