Cuerámaro, Guanajuato.- “El mercado ha sido como mi casa”, dijo Alfredo Mireles Méndez de 43 años, quien ha vivido más de cuatro décadas en las instalaciones del Mercado Hidalgo, donde a través de distintos negocios familiares recuerda gratas experiencias.
Hijo de los emprendedores, Leopoldo “Polo el Cejon “Mireles (finado) y María del Carmen Méndez, Alfredo ha vivido una vida llena de maravillosos recuerdos dentro del Mercado.
Donde se encuentra ubicado su negocio hoy en día, era una tienda de Ropa y Calzado llamado “Novedades”, tienda de Liboria Rangel, tía abuela de Alfredo.
“Todo era muy antiguo, en el Mercado, era un ambiente muy alegre pues este lugar era la principal fuente de abasto para los cueramarenses” externó Alfredo.
Posteriormente se cambió de giro y la familia Míreles Méndez decidió poner un negocio de vinos y licores dentro de este Mercado, para después cambiarlo por la venta de mariscos.
“Yo iba en la secundaria y mis papás cambiaron de giro a la preparación dé mariscos, pusieron una fondita y contrataban a una persona que les limpiaba sus pescados, le daban como 1 peso por kilo y yo le decía a mi mamá que me diera el dinero a mí y yo lo hacía, no quería hasta que la convencí y empecé a involucrarme, me iba muy bien, ganando dinero con mis papás”, explicó.
Alfredo, trabajó con sus papás hasta que terminó la prepa, después quiso estudiar la universidad, pero por cuestiones económicas, no pudo iniciar sus estudios por lo que emigró en busca del “sueño americano”, regresó a los 4 años de estadía en el país vecino del norte y sus papás le brindaron la oportunidad de quedarse con el negocio de mariscos.
Desde hace 23 años, Alfredo a cuidado junto con su familia el patrimonio de sus padres que con mucho amor le fue otorgado.
Hoy en día su restaurante “Freddys Fast-Fish” y la venta de mariscos “Alfresco” están a cargo de Alfredo, su amada esposa Griselda y sus dos hijos.
Por la actual pandemia y la baja venta de sus productos, Alfredo se ha visto en momentos difíciles a tal grado de pensar en dejar el negocio familiar y dedicarse a algo más, pero los recuerdos familiares lo orillan a no rendirse.
“A veces ya quisiera tirar la toalla, salirme de aquí pero no sé, me vienen muchos recuerdos de mi pasado y es lo que me detiene, los recuerdos de mi abuela, mi padre, es lo que no me deja rendirme y seguir aquí mucho tiempo más”, finalizó.