El arte como refugio frente a la ansiedad juvenil

“Crear para no callar”: Andy, una joven artista que encontró la manera de convertir la ansiedad en trazos y los ataques invisibles en imágenes que hablan por sí solas

Irapuato, Guanajuato.- En un espacio donde las miradas se cruzan con silencios profundos, una joven artista “Andy” se enfrentó a una de las contradicciones más comunes de su generación: el deseo de ser vista y, al mismo tiempo, el miedo de exponerse. Su obra no busca agradar, sino expresar, convertir la ansiedad en trazos y los ataques invisibles en imágenes que hablan por sí solas.

Para ella, presentarse ante el público no es sencillo. Colocar una obra, observar desde una esquina y esperar la reacción de los demás se convierte en un ejercicio cotidiano de valentía. “Es muy complicado”, confesó. Aun así, día tras día decide enfrentarlo, convencida de que solo así podrá abrirse paso hacia escenarios más grandes y presentaciones formales.

La ansiedad no es un tema ajeno en su vida, ni en la de muchos jóvenes. Ella lo reconoce sin rodeos: ha vivido episodios intensos y recurrentes. La manera de enfrentarlos ha sido aferrarse al arte como refugio. Cuando llegan esos momentos, toma un lápiz o un pincel y comienza a trazar líneas sin rumbo fijo. No siempre busca representar algo concreto; a veces solo son fragmentos, rayones o trozos que nacen del impulso. Poco a poco, la tensión se disuelve y la obra comienza a tomar forma.

De esa experiencia surgen piezas cargadas de emoción, como La ansiedad en la mirada o trabajos que abordan el miedo, donde cada gesto y cada sombra reflejan lo que siente durante esos episodios. No se trata de copiar la realidad, sino de plasmar sensaciones, de convertir lo intangible en algo visible.

Su aspiración es clara: vivir del arte. Lo que antes parecía un sueño lejano, tener una obra expuesta en un museo, hoy ya es una realidad alcanzada. El siguiente paso es lograr que su trabajo conecte con más personas, especialmente con quienes atraviesan sentimientos similares. “Que alguien vea mi obra y diga: ‘yo me sentí así’”, expresó Andy, convencida de que el arte también puede acompañar y sanar.

En una época dominada por las redes sociales, la joven artista vive otra dicotomía: mostrarse en plataformas como Facebook o Instagram y, al mismo tiempo, sentirse invisible. Por ahora, avanza con cautela. Comparte fotografías de sus obras y planea, poco a poco, explicar los procesos detrás de cada creación. Sabe que ir demasiado rápido puede detonar nuevamente la ansiedad, por lo que prefiere respetar su propio ritmo.

Su historia refleja la realidad de muchos jóvenes que luchan por encontrar su voz en un mundo que observa constantemente. En sus obras, la ansiedad deja de ser un peso silencioso y se transforma en un lenguaje visual que invita a mirar, sentir y, sobre todo, comprender.

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Periódico Notus
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