Guanajuato, Gto.- Con el estudio, reflexión, socialización y difusión de los Derechos Humanos se busca fortalecer la construcción de una cultura de paz en la Universidad de Guanajuato (UG). Con esta visión Daniel Zúñiga Varga asumió la responsabilidad como Defensor Adjunto de la Defensoría de los Derechos Humanos en el Entorno Universitario (DDHEU).
“Es responsabilidad de la Universidad de Guanajuato trabajar para lograr el pleno respeto de los Derechos Humanos de todas las personas quienes la constituyen. Cuidar a la universidad es, ante todo, cuidar a las personas, particularmente quienes se encuentran en circunstancias, condiciones y contextos de violencia, tanto inmediata, como estructural”, sostiene Zúñiga Varga, quien fue designado por el Consejo General en noviembre de 2023.
Esta labor implica una suma de voluntades de toda la comunidad universitaria, así como una vinculación estrecha con las áreas universitarias que se ocupan de la toma de decisiones y la resolución alterna de conflictos. Al respecto, Daniel Zúñiga aclara que la construcción de una cultura de la paz va más allá de evitar conflictos: “en donde hay ser humano hay conflicto, se trata entonces de resignificarlo, para que en lugar de que nos despedace y destruya, nos sirva para visibilizar, reflexionar, aprender, corregir y crecer”.
La Normatividad de la Universidad de Guanajuato establece que la DDHEU es un órgano independiente, dotado de autonomía técnica en el ejercicio de sus funciones, para garantizar el respeto, la promoción y la defensa de los derechos humanos universitarios de quienes integran la comunidad.
En este sentido, el Defensor Adjunto señala que: “Es responsabilidad de toda la comunidad universitaria conocer a la Defensoría, cuidarla y permitir que cumpla su mandato (…) Ahora más que nunca, pues la Universidad no es ajena a la dinámica sociohistórica global, todo lo contrario, es un espejo de esta misma, el ser humano experimenta ideologías que demandan el ejercicio de antivalores, que demuestran la explicita intención de disminuir a las personas a su mínima expresión. Por ello no debemos olvidar que el mandato de cualquier defensoría de Derechos Humanos
proviene de luchas sociales que se han materializado en leyes, tratados e instituciones, en ellas se reconoce que todo quehacer, particularmente en el ámbito público, es desde y para garantizar la vida digna de todas las personas y, por supuesto, su máxima protección; ello no es negociable”, recalcó.
Zúñiga Varga cuenta con una trayectoria de más de 20 años en el ámbito educativo universitario y de educación básica. Como profesor, tiene la convicción de “sembrar lo más que se pueda, lo más pronto que se pueda; toda comunidad cosecha lo que en su jardín siembra.”
En su nueva encomienda el reto implica trabajar los derechos humanos en una comunidad de más de 47 mil personas, de las cuales al menos 16 mil son estudiantes en etapa de adolescencia.
Al respecto, señala que el respeto de los derechos es una lucha continua para erradicar las múltiples violencias que se generan en los espacios de interacción social. Abrazar y celebrar la diversidad es insoslayable para acabar con las intolerancias. Sostiene que quien no celebra la diversidad reduce la realidad a un estereotipo, y quien interactúa con base en estereotipos ve a las otras personas como un estado imperfecto del “yo”, es decir, prejuzga: “Quien prejuzga califica, quien califica descalifica, quien descalifica discrimina, quien discrimina segrega, quien segrega extermina. Es una cadena clara hacia la violencia, misma que debemos concienciar y erradicar”.
Docencia y Derechos Humanos
Abogado de profesión, Daniel Zúñiga Varga encontró en el ámbito educativo su vocación. Durante su servicio social vivió la docencia en una comunidad indígena en el Municipio de Chilón, Estado de Chiapas. Esta experiencia le permitió vivir un contexto sociohistórico diferente, permitiéndole resignificar y cuestionar la realidad patriarcal e industrial en la que creció.
“Las culturas originarias fueron mis grandes maestros (mujeres, hombres, niños, niñas, personas intersexuales que ocupan las comunidades en las que viví), también excepcionales mujeres, feministas empoderadas y combativas, que sembraron la posibilidad de la reflexión, aquella que me permitió cuestionar mi identidad, resignificar mi masculinidad y luchar con todo mi ser para erradicar los remanentes de toda masculinidad hegemónica.”
Reconoce que su verdadera pasión se encuentra en la reflexión, estudio y defensa de los derechos humanos, en la admiración y respeto a la madre tierra, en todo proceso que signifique apreciar y expresar arte. Zúñiga Varga recuerda la sabiduría Maya “Inlak´ech (yo soy otro tú) Halak´en (tú eres otro yo), para hacer visible que todas las personas nos construimos a partir de la otredad, “sin las otras y otros no existimos. Dejemos a un lado el hiperindividualismo patriarcal e industrial, valoremos con amor la colectividad.”
El Defensor de la UG plantea un trabajo en equipo que responda a un trato horizontal entre todas las personas, la responsabilidad de ser congruentes con los principios máximos de derechos humanos y así evitar la simulación “el pleno respeto a los derechos humanos no es moda; es una forma de vivir”. Asimismo, invita a conocer la normatividad y con ello el Reglamento de la Defensoría de los Derechos Humanos en el Entorno Universitario de la Universidad de Guanajuato.