Carlos Rivera enamora a miles de santafesinas en la Plaza de las Ranas

Sigue el festejo de los 200 años de Guanajuato como estado libre y soberano

Guanajuato, Gto.- Hace dos días, una amiga preguntó: ¿vas a ir al concierto de Carlos Rivera? No sé quién es ese cuate, fue la respuesta. ¿Cómo es posible?, fue el reclamo. Al menos 5 mil personas dieron la bofetada simbólica al ignorante escribidor al acudir a la Plaza de las Ranas a corear las canciones de un intérprete que, además de hacer dúo con el triunfador Maluma, está muy guapo (virtud alabada por sus seguidoras).

Carlos Rivera no es cualquier cosa: cantante, compositor y actor mexicano, ganador del Premio World Broadway Spain por mejor actor revelación en su participación en El Rey León en 2012; dos Premios Dial por artista revelación y trayectoria musical y un Premio Lo Nuestro por canción mariachi del año con “100 años” en 2022. Ha sido nominado diez veces a los Premios Lo Nuestro, tres a los Premios Juventud y uno a los HeartRadio Music Awards por mejor nuevo artista latino en 2017. Inició su carrera al salir ganador de la tercera generación del programa de TV Azteca, La Academia, en 2004.

Por eso su cantar sedujo a por lo menos 5 mil almas que acudieron a la Plaza de las Ranas para festejar los 200 años de un estado federal, distinguido por su cultura, generador de músicos de la talla de Juventino Rosas, José Alfredo Jiménez, Jesús Elizarraraz o María Grever; y de cantantes como Jorge Negrete, Pedro Vargas, Queta Jiménez o Flor Silvestre.

Pero como los anteriores son para la peda o para llevar a los abuelos a que los escuchen en la solemnidad del teatro, las autoridades optaron por traer al pueblo seguidor de TV Azteca a una de sus más fructíferas glorias.

Eso sí, el cantante felicitó al estado de Guanajuato por sus 200 años y le dedicó varias canciones de amor que corearon las miles de gargantas que no se amilanaron por el frío.

Carlos Rivera, además de ser un cante premiado y exitoso, acaba de ser papá, razón por la que no faltaron las osadas que le pedían también ser ellas criadoras de la estirpe Rivera. El guapo les correspondió: cantó, bailó y hasta se tomó un tequila con una de las afortunadas que estaba en primera fila.

Chiflidos, piropos, gritos, declaraciones de amor y hasta pancartas fueron la expresión de las féminas que lo querían llevar al Callejón del Beso para darle uno de a cartoncito de cerveza o al estilo árabe: saliva va, saliva viene.

Hasta colorado lo pusieron y él les prodigó “Todavía no te olvido”, “Ya no vives en mí”, “Regrésame mi corazón”, “Me muero”, “Que lo nuestro se quede nuestro” y “Recuérdame” tema de la película animada de Pixar, “Coco”, para rematar con “Camino de Guanajuato”, la que el cantante identificó como “La vida no vale nada”.

El caos en el que la ciudad se había convertido desde las cinco de la tarde debido a los bloqueos viales, terminó cuando los varones amantes del buen cantar teveaztequero y las enamoradas damas partían: ellos satisfechos por llevarlas a un concierto que no costó un quinto mirarlo; ellas entre suspiros.

Volví a encontrar a mi amiga. Fue día pesado, se le dijo. ¿Por qué?, preguntó, Es que murió Cristina Pacheco. ¿Y ésa quién era?, devolvió el agravio.

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