Manuel Doblado, Guanajuato. – Las hermanas Luz Adriana de 10 años y Fany Lizeth de 7 años, caminan a diario, alrededor de 3 kilómetros para poder llegar a la escuela. Desde el Zapote de Adjuntas hasta El Carrizo de Manuel Doblado las niñas han hecho este, un recorrido habitual que va “acompañado de un apestadero”.
Las menores van en segundo grado de primaria, pese a que hay una diferencia de tres años de edad, entre ellas. El tema es que al parecer los papás de Luz y Fany ya no encontraban trabajo en Sinaloa, lugar del que son originarios y tuvieron que migrar a Manuel Doblado para laborar en el agave.
Las niñas, portaban una mochila de esas que entrega el gobierno del Estado y un uniforme que también era parte de los apoyos que recibieron y que las ayuda a aminorar el desgaste económico que existe en su familia.
Luz Adriana y Fany Lizeth, aparte de la caminata que realizan a diario, uno de los conflictos más grandes que hay, son los olores que se desprenden del río Turbio, por la gran cantidad de desechos que son arrojados y que pueden ser percibidos a metros del lugar en el que pasa el afluente.
Como las niñas, decenas de estudiantes y vecinos, que viven entre los poblados de Zapote de Adjuntas y El Carrizo por mencionar algunas; padecen de un problema grave, relacionado a la contaminación, donde a la fecha, el río Turbio que en algún momento fue símbolo de un ecosistema solamente sea un basurero que recorre varios municipios de Guanajuato.
