Salamanca, Guanajuato.- “Me he encontrado varios monitos de trapo, cabellos amarrados con fotografías y lo que más me ha sorprendido es que una vez me encontré la fotografía de Ángel “El zurdo” Hernández, boxeador salmantino, en la foto aparecía él con una niña, la encontré semienterrada y la saqué, yo no sé de brujería y ésas cosas, pero cuando encuentro objetos así, rezo y los rompo, afortunadamente tengo entendido que el boxeador todavía vive” dijo Miguel García.
Miguel García, originario de Salamanca, hace labor social por su propia decisión en el panteón de la Cruz de este municipio, recogiendo flores secas, barriendo y sacudiendo tumbas que se encuentran en completo olvido.
El señor de 73 años de edad, hace 15 años fue sepulturero del panteón de las Flores y de la Cruz, comentando que desde que se jubiló visita estos lugares con la finalidad de contribuir en su mantenimiento ya que así, él se siente activo y útil aunque no reciba ninguna remuneración.
“Me gustaba mucho mi trabajo y cuando me jubilaron ya no hallaba ni qué hacer, además en este panteón de la Cruz se encuentra sepultada mi madre, mi padre, mi esposa y tres hermanos, aquí me siento acompañado” dijo don Miguel.
El Salmantino, asiste todos los días desde temprano al panteón de la Cruz, barre, recoge flores secas, vidrios y desperfectos, ya que el lugar se encuentra muy descuidado, recoge botellas de cerveza que a diario dejan sobre las tumbas e incluso ropa y objetos de hechicería que son enterrados en el panteón, “me entretengo mucho y también me canso tanto que hasta me he quedado dormido varias veces sobre alguna tumba, ya que aquí descanso en completa paz y tranquilidad, si me voy a mi casa, el ruido de mis nietos no me dejan dormir” dijo entre risas.
De acuerdo con la experiencia del sepulturero, para él, si existe la vida después de la muerte, ya que narra haber visto varias veces el fantasma de algunos difuntos sentados en su propia tumba o caminando por el cementerio.
“Cuando yo fui sepulturero, muchas veces llegué a ver un señor con sombrero que caminaba por este pasillo hasta que desaparecía, principalmente el difunto se paseaba por las noches, ya cuando el panteón estaba cerrado, también llegué a ver una señora sentada en una tumba, como si estuviera descansando, con la vista perdida hacia la nada, luego ya de rato que volteaba ya no había nadie”.
Don Miguel, habló también de ya estar preparado para su propia muerte, pues no teme irse de este plano terrenal porque se siente listo para cuando le llegue la hora, “Ya estoy preparado para cuando me toque, a mis años que tengo, me he disculpado con la gente que le he fallado, les he pedido perdón para no tener ningún pendiente cuando el de arriba me llame, yo les he dicho a mis hijos “si le faltaste a alguien, se vale pedir perdón y esa tranquilidad se impregna en el alma”.
Así mismo, Miguel García dijo que la única forma en que no le gustaría morir es siendo atropellado, ya que así falleció su papá, y desde niño se le quedó grabada su imagen, situación por la que no desearía morir así.