BAGDAD.- Dos explosiones azotaron a una multitud de feligreses suníes el viernes en las afueras de Bagdad, ataques que, combinados con un segundo atentado mortal en un funeral suní al sur de la capital, profundizaron los temores de que Irak se encamine a una nueva ronda de conflictos sectarios.
En el primer ataque, una bomba explotó justo cuando una congregación salía de las oraciones del viernes en una mezquita en Bakuba, un ex bastión insurgente suní ubicado a 60 kilómetros (35 millas) al noreste de Bagdad, dijo la policía. Otra explosión ocurrió poco después mientras las personas se acercaban para ayudar a los heridos, lo que dejó un total de al menos 40 muertos y 56 lesionados. Después de los estallidos, cuerpos ensangrentados yacían esparcidos en la calle frente a la mezquita.
El atentado constituye el ataque más reciente a una mezquita suní, una tendencia que ha ido en aumento. Cerca de 30 mezquitas han sido atacadas de mediados de abril a la fecha, lo que ha provocado la muerte de 65 suníes.
Más tarde en el día hubo una segunda explosión en un funeral suní, lo cual dejó siete muertos y 11 heridos, informó la policía. Los ataques del viernes se produjeron después de dos días de violencia, principalmente en áreas chiíes, en los que 50 personas perdieron la vida.
Dos fuentes médicas confirmaron las bajas. Todos los funcionarios hablaron a condición del anonimato, porque no están autorizados para informar a los periodistas.
Mientras tanto, cientos de iraquíes asistieron el viernes al funeral de dos combatientes chiíes que murieron en Siria. El funeral tuvo lugar en una ciudad del sur de Irak.
En los últimos meses ha habido varios de estos funerales, señal de que el conflicto ha adquirido una dimensión regional sectaria.
En Basora, una ciudad rica en petróleo, dolientes llevaban el ataúd de Mohamed Abud, quien dicen que fue asesinado por un francotirador cerca del santuario de Sayida Zeinab en las afueras de la capital siria, Damasco, cinco días antes.
Dijeron que Abud fue a Irán hace dos meses antes de volar a Siria para unirse a un grupo de combatientes que protegían los santuarios chiíes de ese país contra los ataques lanzados por el grupo rebelde denominado Ejército Sirio Libre.