Guanajuato, Gto.- Una de las dos tiendas de conveniencia ubicada en el fraccionamiento Manantial fue asaltada por al menos un hombre armado. Es el segundo atraco de este tipo luego de que en diciembre un grupo de hombres armados despojó de dinero a colonos y empleados de la empresa que administra el asentamiento.
El asalto ocurrió la noche del domingo. Una hora antes, uno de los residentes advirtió en los sitios digitales de colonos que cuatro jóvenes con capucha merodeaban la zona y se escondieron en el arroyo del parque lineal.
En esa zona se ubica el negocio asaltado.
Un empleado y la cajera reportaron al 911 que habían sufrido el atraco. Llegaron unidades de la policía preventiva e hicieron un recorrido por el fraccionamiento, sin encontrar a los sospechosos.
Como consecuencia, los guardias de las dos casetas de acceso se pusieron más estrictos con los automovilistas que entran al fraccionamiento. Sin embargo, la medida no aplica a las entradas peatonales, en donde se encuentran abiertas sus puertas y nadie utiliza el sistema de identificación que se supone sólo abre la puerta a residentes identificados. Las personas visitantes deben identificarse y registrarse para entrar, pero no hay personal que haga tal trámite.
El primer atraco
El martes 5 de diciembre, mientras se realizaba una asamblea para organizar la elección del Comité de Colonos (mismo que no existía desde 2020), al menos dos hombres armados encerraron en las oficinas de administración del fraccionamiento a seis personas, entre empleados y colonos, a quienes les despojaron de dinero y pertenencias. Los afectados describieron a uno de los asaltantes como un hombre moreno, obeso y de baja estatura, en tanto que el otro cubría el rostro con una capucha.
A uno de los colonos le robaron 13 mil pesos y a otro de 10 mil pesos. Los demás sufrieron despojos de entre 500 y dos mil pesos, sin contabilizar cuánto se llevaron de las oficinas, pues ahí se pagan las cuotas de mantenimiento.
Las deficiencias en la vigilancia
Manantial es un fraccionamiento con unas 2,200 viviendas, entre casas y departamentos. Se estima que su población es de unas 8 mil personas. Fue vendido como fraccionamiento en condominio, por lo que cobran cutas similares al monto del impuesto predial, con el compromiso de mantenerlo en buen estado, que haya seguridad y que se cumpla con un reglamento que contempla no hacer fiestas ruidosas, que las mascotas salgan con correa, no estacionarse en lugares prohibidos y no modificar fachadas, entre otras disposiciones.
Constantemente hay lámparas de alumbrado público fundidas y ha habido etapas en las que gran parte del fraccionamiento ha estado sin alumbrar. Abundan perros sueltos, hay fumadores de mariguana en las áreas verdes, meten a mascotas a canchas, constantemente las plumas de acceso y salida no funcionan, como tampoco los aparatos de registro de accesos peatonales, y son múltiples las fiestas ruidosas, en especial en los departamentos.
Como consecuencia, más de la mitad de los residentes se niegan a pagar cuotas. La respuesta de la administración ha sido que los morosos bajen de sus vehículos y levanten las plumas de acceso y salida. Esta acción es presenciada por externos que hacen lo mismo para evitar ser registrados.
A lo anterior se suma el acceso y salida peatonal libres. Los asaltantes de diciembre entraron y salieron a pie y todo indica que los atracadores de la tienda lo hicieron igual.
De acuerdo con el proyecto de la empresa, dispone de 18 plazas para guardias: seis por turno. Cuatro guardias están asignados a las casetas y dos a hacer recorridos. Es común el ausentismo en las casetas, sobre todo los fines de semana, por lo que los responsables de vigilancia deben suplir a sus compañeros.
La policía municipal y policía vial hacen rondines esporádicos y deben notificar a la administración. En ocasiones detienen a jóvenes que hacen alguna travesura o fuman mariguana. Hasta el momento no han logrado detener a ningún ladrón.
El pasado 16 de enero detuvieron a dos hombres y una mujer que estaban en un vehículo sospechosamente estacionado afuera de uno de los accesos del fraccionamiento. Los autos y motocicletas con vendedores de droga entran sin mayor problema al bajarse a levantar la pluma, como lo hacen los colonos morosos.