
Irapuato, Guanajuato.- Arely va en cuarto grado de primaria, pero lleva casi todo el año sin asistir a clases. Ella y su hermano Ricardo ya no quieren ir a la escuela. Con 10 años, ella prefiere despertar tarde y ayudarle a su mamá al quehacer del hogar; él tiene 11 años y trabaja cargando madera, le conviene más ganar dinero a tiempo completo que hacer tareas.
Desde que ingresaron a la primaria, ambos han pasado los ciclos escolares de manera intermitente, según Ricardo, pueden durar días sin presentarse: “antes no íbamos porque no nos levantábamos. A mi mamá se le hace tarde y no nos despierta”. Sin embargo, en este último periodo, llevan alrededor de 10 meses quedándose en casa.
El pequeño les dijo a sus papás que ya no quería estudiar porque le gustaba más ir a trabajar, por lo que ellos decidieron que únicamente concluiría quinto año. Como su hermano ya no iría, Arely también se negó: “yo no quiero y le dije a mi mamá que yo tampoco voy a ir, mejor me quedo viendo la tele”.
Ahora Ricardo se levanta temprano para pasar una jornada que en ocasiones termina por la noche, pero con una buena paga, expresó: “me gusta más cuando salgo tarde porque mi tío me lleva por tacos y me da 500 pesos nomás por un día”. Así puede gastar en lo que se le antoje, aunque generalmente su dinero se le va en recargas para usar WhatsApp y ver videos en Tik Tok.
Su hermana se despierta casi al medio día y le gusta ver caricaturas mientras nadie la molesta, le pide a su mamá de comer y luego le ayuda a lavar los platos, limpiar la mesa o barrer. Ella pasa la tarde sin pensar en tareas: “De todos modos no le entiendo a la maestra y me aburre. Mejor le pido el celular a Ricardo o agarro el de mi mamá, o juego con mi prima.”
Arely y Ricardo viven con sus padres en un cuartito en el patio de la casa de sus abuelos. Su mamá ha pasado por muchos oficios, pero normalmente encuentra empleo limpiando casas o siendo mesera en negocios de comida. Por la tarde sale a vender tacos a los vecinos de su colonia.
La niña comentó que su papá se va temprano de la casa y en ocasiones pasan días sin que puedan verlo: “Mi papá se va a trabajar y luego no llega. Cuando no llega yo lloro y mi mamá me dice que me calle”. También contó que luego se lo llevan “a encerrar” y los domingos van a visitarlo y le llevan comida.
Los hermanos están de acuerdo en no volver al estudio, aun cuando sus papás quieran obligarlos, aunque Arely cree que eso no va a pasar: “dice mi mamá que la maestra pregunta por mí y que por mi culpa la van a regañar si va a la escuela y por eso ya no va a hacer caso cuando le hable al whats”.
