Huanímaro, Guanajuato
Para Marcos Villegas Ruiz, los años y los cambios climatológicos han sido un “pozo sin fondo”, porque por su edad ya es complicado irse como indocumentado a los Estados Unidos y por los problemas relacionados a la plaga del pulgón amarillo el campo pareciera morir. Al igual que él, Antonio Meza Soria, delegado de San Juan Grande, recuerda que “las puertas se han cerrado”.
El hombre de 56 años, recordó que anteriormente cuando en el campo, la situación era difícil, lo más sencillo era irse de Huanímaro a Estados Unidos y en un par de años regresar con un poco de dinero en sus bolsas para invertirlo en sembrar.
Sin embargo la situación se ha vuelto complicada, pues ahora dice que ni tiene la edad, ni las condiciones de seguridad son propicias para cruzar y el costo del “coyote” es demasiado elevado como para endeudarse.
“Ya casi se acabó la siembra, los campesinos ya no saben qué hacer, no le encontramos resultados, las químicas están caras, tengo sembrado cuatro hectáreas de sorgo; todo se juntó, tengo cinco hijos y ahora a aguantar la vara, ni modo de colgarme; p’a donde nos vamos, estamos cayendo a un pozo, la situación se está poniendo difícil, ni modo que robarnos unos con otros, todos estamos jodidos” dijo el campesino.
El productor de sorgo y chivero, mencionó que es una tristeza que en el discurso de las autoridades se escuche “bien bonito” que van apoyar a los campesinos, aunque en la realidad, puntualizó “ya casi se acabó la siembra, todos estamos jodidos”.