Irapuato

Adiós maestra Lucy, siempre serás recordada

Luz María Armenta Flores, Directora de la Facultad de Diseño Gráfico, de la Universidad de León y profesora en otras instituciones educativas partió de este mundo

Irapuato, Guanajuato.- La maestra y arquitecta “Lucy” Luz María Armenta Flores, ha partido de este mundo, aunque su legado quedará en el corazón de cientos de estudiantes y amigos que conocieron su esencia, tranquilidad y su visión ante lo bello de la vida.

Luz María Armenta Flores, Directora de la Facultad de Diseño Gráfico, de la Universidad de León y profesora en otras instituciones educativas, era una mujer que le encantaba ver el mundo con una belleza tal que su intrusión a la historia, a las artes y a la naturaleza, siempre la mantenían alegre.

Luz, Lucita o Lucy como la conocían sus alumnos, amigos y familiares, la recordarán por esos momentos de gloria que para muchos les dio, porque era común que cuando alguien se le acercaba, les brindaba calma. Descanse en Paz.

Palabras de la periodista y maestra Maricela Luna compañera de la mestra Lucy.

“Llegaba a tu oficina y me gritabas : “¡Mariiiiiii!”

Y yo entraba, me sentaba y observaba el orden con el que siempre trabajaste hasta el último de tus días, un orden que jamás pude aprender de ti.

Tomaba uno de tus cigarros Marlboro Mentolados, un café que siempre tenías disponible o un refresco de tu frigobar de cocacola y comenzábamos a platicar ante la mirada de los prefectos que más de alguna vez segurito nos acusaron.

Me diste consuelo una y mil veces en medio del desastre.

Acomodaste tus horarios para que los míos fueran menos complicados porque sabías en el fondo que yo no podría con ese caos. Y lo hacías, porque así eras tú. Recia, pero extremadamente sensible y buena.

Te decía “Lucita, estoy en shock tengo que ir a un evento y no tengo quien me supla”. Inmediatamente escuchaba aquellas palabras mágicas “No te preocupes Mari, ahorita lo resolvemos”. Y sí, lo resolvías.

Me ayudabas con ello a sentirme libre en aquellas paredes que  tú sabías cuánto comenzaban a asfixiarme.

Decías que eras el Grinch de la navidad, del Halloween, del 14 de Febrero, de las fiestas Patrias, de la vida en general, pero NO, NO ERA ASÍ! eras dulce y quienes te conocimos y contamos con tu cariño y amistad lo supimos siempre.

Fueron no una, sino muchas, muchísimas horas, muchos años de platicar del mundo, de hablar de nuestros alumnos, de analizar la vida yo desde mi alocada forma de ser y tú desde tu centrado pero crítico punto de vista.

Contigo conocí imaginariamente la Capilla Sixtina, el Capitolio, la Torre Eiffel y cuanta obra arquitectónica te apasionaba.

Cuando nos separamos, nunca dejé de extrañar aquel “Mira Mari… ” que decías con aquel estilo tan tuyo, luego de yo decirte algo que para tí tenía otra explicación.

Lucita, mi querida amiga, lamento no haber estado más .. lamento, de verdad lo lamento.

Sé que donde hoy estás, sabes que mi corazón  está muy triste, pero que te honra como lo hizo siempre por el gran cariño que hubo desde que nos conocimos y me dijiste al tomar la dirección de la carrera ante mi cara apanicada “todo va a estar bien”. Y sí, contigo todo estuvo bien.

Hoy que te has ido, no tengo más que mis letras para honrar tu vida.

No tengo más que mis palabras para decirte todo lo que fuiste para mi y que gracias a Dios, pude decírtelo más de una vez en vida. Acompañada de un café, de un cigarro, de una comida, de una cena, de una experiencia de esas que hoy están en lo más profundo de mi corazón.

Hoy con mucho dolor agradezco tu vida,  y la despido. Gracias por tu fraternidad, por tu nobleza, por tu confianza. Eras… como decía mi querido José Pérez Chowell, una mujer “de cristal y mármol”.

Que tengas mucha luz  en tu regreso a la Casa del Padre. Algún día nos volveremos a encontrar.  Vuela alto, muy alto. Descansa en paz 🙏🏻”

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