Irapuato

“Ya me da pavor las inundaciones”, testigo de la inundación del 1973

Irapuato, Guanajuato.- Tenía 18 años y se encontraba sola en casa, el sábado 18 de agosto de 1973 Martha Sánchez recordó que no se esperaba una inundación de tal magnitud, en la radio sólo se informaba que el agua subiría 15 centímetros tras el desborde de la presa de El Conejo.

Ese día, los familiares de Martha habían salido, ella se encontraba sola en su domicilio ubicado sobre la Avenida Guerrero cuando vio que el agua arrastraba con mucha fuerza al parecer a varias víctimas humanas, así como muebles y animales.

Martha decidió salir y refugiarse con unos vecinos en una casa de dos pisos para ponerse a salvo aunque sus pertenencias fueran pérdida total.

“Me dio mucho miedo y me salí y me fui a refugiar a una casa de dos pisos. Lo más terrible que ya cuando iba a la otra casa, me iba agarrando de las ventanas y el agua me llegaba más arriba de las cintura y ya llegué a esa casa, personas muy amables me ayudaron a subir y ahí me quedé; yo solo veía salir cosas de mi casa porque se quedó la puerta abierta; me impactó mucho que yo veía cuerpos que iban en el agua, quien sabe yo siento que ya estaban muertos, iban boca abajo y muchos muebles que pasaban, pero iba con mucha fuerza el agua”, platicó.

Relató que ya inundada la ciudad, empezó a llover, por lo que la incertidumbre de cuándo acabaría esa pesadilla no tenía respuesta.

Tras 45 años de la inundación más catastrófica para Irapuato, Martha ahora dijo que “Ya tengo pavor a las inundaciones, que veo que va a llover muy fuerte que yo tengo pendiente, que esas presas cómo estarán y eso es lo que me preocupa mucho ahora y en aquel tiempo pues yo no veía la magnitud porque cuando uno es joven como que no ve tanto la magnitud del peligro pero ahora que ya tengo esta experiencia y estos años pues sí me da pavor”, refirió.

Para el miércoles después de la inundación, Martha recordó que ya podían bajar de las casas de refugio, los soldados empezaron a dar comida y pudo reencontrarse con sus familiares y percatarse de que todos estaban bien físicamente.

Poco a poco inició la reconstrucción de lo perdido para volver a la normalidad después de la tragedia de 1973.

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