“Hacer algo con amor es curativo para todos”.
Abel Pérez Rojas.
Opinión.- En el ir y venir angustiante de las ciudades, nos hacen falta más puntos de encuentro cimentados en el amor que al mismo tiempo contribuyan a la educación permanente. En el fondo, eso son los tianguis alternativos.
Éstos son una opción para los pequeños productores y para las personas que están tratando de generar relaciones comerciales y de intercambio más justas; también es un remanso para los compradores, pues, con el paso del tiempo, unos y otros, en su conjunto, van constituyendo joyas del patrimonio cultural intangible de las comunidades.
Los alimentos elaborados sin semillas transgénicas, los artículos con materiales reciclados o prendas bordadas, tejidas o cosidas a mano, sólo por citar algunos ejemplos, son producto de quienes lo hacen con amor y por amor.
Este tema salta, mientras converso con Dada Anuvratananda sobre los tianguis alternativos -a propósito del Festival Vida, que tuvo verificativo el pasado fin de semana en Casa Sattva Puebla-, así traigo a colación una reciente invocación de Fernando Acosta Reyes acerca del amateurismo y lo que se hace con y por amor.
En el tianguis alternativo es donde se produce el encuentro entre lo alternativo-artesanal y lo artístico-amateur. En esa sustancia que se nombraba hasta antes del siglo XVIII con la palabra amateur: el que ama.
Dada Anuvratananda está de acuerdo con lo anterior y remata: por ejemplo en un tianguis orgánico tratamos de vaciar nuestro amor a nuestra comunidad, a nuestro círculo social cercano y a nuestra familia y con ello incidir positivamente en el planeta.
Ciertamente, los productos que circulan en los tianguis alternativos tienen un plus que puede atribuirse a las técnicas de cultivo, de fabricación o de saberes artesanales para su producción, con todo el amor que le impregnan las manos amorosas de sus fabricantes, casi siempre, -en el sentido de la connotación profunda de la palabra- amateurs. Eso hace patente que lo alternativo no es artificio de la improvisación.
Quienes aman buscan encontrar formas de vida alternativas a las voraces leyes del capitalismo que todo lo compran, que todo lo venden y que están al servicio de quien tiene más dinero y más poder para continuar en su frenética carrera por acumular cada vez más, tanto que no importa si en su dinámica arrasan con la vida de miles de inocentes, en su sentido más amplio.
Los tianguis alternativos forman parte del círculo de etapas previas, que empiezan con la producción, que son evocadoras de la naturaleza y transformadoras en lo humano, con producción familiar y generalmente bajo tecnología o mecánica libre que idearon nuestros abuelos desde hace siglos, como el curtido, el aprovechamiento de la acumulación de agua de lluvia o el teñido con insumos libres de químicos, de origen vegetal y animal.
Después de estas reflexiones me quedan claro algunos elementos que encuentro a flor de piel en los diversos tianguis alternativos del mundo y, por supuesto, casi ausente en las frías tiendas de autoservicio ¿está usted de acuerdo conmigo?