Tadeo, el bebe que fue robado de un panteón en Iztapalapa y cuyo cuerpo apareció dentro de una cárcel en Puebla, fue enterrado la tarde de ayer; los familiares pidieron “respetar el dolor” que les representa el sepultar al pequeño (que murió con apenas tres meses) en dos ocasiones y repetir la pena, por lo que el sepelio fue privado y en otro camposanto.
En este sentido, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ) dio a conocer que brinda acompañamiento jurídico, económico, sicológico y social a los padres del menor, al tiempo en que amplía la investigación en curso.
La dependencia detalló que la tarde del sábado, una célula multidisciplinaria de la Coordinación General de Investigación de Delitos de Género y Atención a Víctimas, integrada por una trabajadora social, una sicóloga clínica y un asesor jurídico, se trasladó al estado de Puebla.
Allá, la célula del Centro de Apoyo Sociojurídico a Víctimas de Delito Violento estableció contacto con la madre y el padre del menor, para ofrecerles apoyo en el traslado del cuerpo a la Ciudad de México, así como en la gestión de la gratuidad en los servicios funerarios.
Sobre lo sucedido, de momento no se tienen grandes avances al respecto, y aunque se descartó que Tadeo fuera utilizado para ingresar droga al penal —pues la cirugía que tenía fue consecuencia de un mal intestinal que padecía de nacimiento y que le costó la vida—, una de las líneas de investigación más sólida de los agentes es que, presuntamente, el cadáver fue sustraído para una práctica de brujería o santería.
Se dio a conocer que al interno del penal de Puebla al que le hicieron llegar el cadáver no ha rendido su declaración.
Pero trascendió que está recluido por el delito de robo con violencia y que dentro de la cárcel se dedica a hacer “trabajos de santería negra”, por lo que se refuerza la hipótesis de las autoridades capitalinas.
En tanto, personal ministerial, peritos y detectives de la Policía de Investigación realizaron el pasado sábado una inspección en un cementerio de Iztapalapa.
Empleados del lugar revelaron también que las osamentas que de ahí sustraen son utilizadas para rituales de santería y brujería; sin embargo, hasta el momento, esa versión no se ha corroborado por autoridades.